Fenómeno de El Niño 2023: ¿qué le depara a la industria cafetera?
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) decretó en los primeros días de julio del 2023 el comienzo del fenómeno de El Niño. Así, confirmó las predicciones que daban una alta probabilidad, casi del 60 %, de la aparición de este fenómeno en la segunda mitad del año.
Sus efectos son globales y no solo produce un aumento en las temperaturas y las temporadas de sequía. De acuerdo a otras variables geográficas o climáticas, sus efectos pueden ser diversos.
La industria cafetera se encuentra a la expectativa de las consecuencias que traiga El Niño para la producción en curso y para las siguientes cosechas. El impacto de este tipo de fenómenos es cada vez más complejo y se entrecruza con las características particulares de las zonas de producción cafetera.
Para entender y analizar las características de este fenómeno climático y las estrategias para enfrentarlo, hablé con tres profesionales de la industria: Gally Mayer, fundadora de Buena Vida Café Orgánico de Costa Rica, una plataforma enfocada en la agricultura regenerativa y la prosperidad de los caficultores, con Óscar Alonso, productor de café orgánico del departamento de La Paz en Honduras, y con Mariano Vargas, ingeniero agrónomo y director de producción del Grupo Santa Eduviges en Costa Rica. Continúa leyendo y conoce sus opiniones.
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El Niño: no solo calor y sequía
A pesar del constante flujo de información alrededor de los fenómenos climatológicos y sus efectos en diversos ámbitos, como la agricultura o la salud pública, siguen existiendo interpretaciones limitadas o erróneas frente a lo que son y los efectos que pueden acarrear.
Mariano explica que es necesario analizar El Niño como un evento natural de la dinámica climática del planeta. Según él, se puede entender como el aumento de la temperatura en una gran masa de agua superficial del océano Pacífico, que al acercarse o alejarse del continente americano influye de manera directa en las dinámicas climáticas de gran parte del mundo.
Además, aclara que sus efectos no son homogéneos. Así como provoca sequías y temperaturas elevadas en algunas zonas del Pacífico, en otras regiones puede reflejarse en un aumento de las precipitaciones y en temperaturas más bajas.
Para Gally, reconocer esta complejidad es fundamental dentro de la perspectiva de la producción cafetera. Los retos que van a llegar por efecto del cambio climático y otros fenómenos como El Niño o La Niña son diversos y profundos.
Más allá de la dificultad o la utilidad de predecirlos, ella reconoce la necesidad de desarrollar estrategias para enfrentar sus efectos. Hay que apostarle a sistemas de producción que le permitan a los ecosistemas tener herramientas para recuperarse.
Diferencias de una región a otra
La investigación y el conocimiento juegan un papel preponderante en el análisis y en la forma de enfrentar estos fenómenos. La información que cada caficultor puede obtener sobre su finca y su región le brinda herramientas para desarrollar mejores estrategias de respuesta temprana.
Óscar, según su experiencia, comenta que en la región de Marcala los efectos de El Niño provocan aumentos en las temperaturas y periodos de sequía más largos. Esto “se traduce en una escasez de agua que ha sido lo que he buscado contrarrestar con las estrategias que he desarrollado”, como el uso de cáscaras de coco y pergamino de café para retener humedad.
“Los efectos de El Niño son diferentes si estamos en el contexto de la vertiente del Pacífico o del Atlántico, hablando de Centroamérica. En la franja del Pacífico los efectos se asocian con aumentos de temperatura y sequía, igual que en el norte de Colombia o en zonas de Brasil. En la vertiente del Atlántico los efectos son aumento de las lluvias y temperaturas más bajas, como en el sur de Colombia, Ecuador y el norte de Perú”, señala Mariano.

Los retos climáticos y a la adaptabilidad de la industria
Los sistemas de agroecología, de caficultura orgánica o de agricultura regenerativa se configuran como algunas de las posibilidades más efectivas. Con ellas los caficultores enfrentan la crisis climática y los efectos que ha empezado a tener sobre el cultivo y la producción del grano.
Sin importar si las características de El Niño se manifiestan como aumento de temperaturas y sequías o en un aumento de precipitaciones y temperaturas más bajas, este fenómeno impacta el curso natural de las cosechas.
Por ejemplo, al haber condiciones de escasez de lluvias se produce un mal desarrollo de la planta y del grano, poca floración e incluso pérdida de la producción, sostiene Óscar. Él ha identificado en sus cultivos una alta caída de granos verdes en condiciones de escasez de agua, lo que sin duda afecta su productividad.
“Cualquier distorsión del clima afecta e impacta las producciones agrícolas e implica que debemos estar preparados”, afirma Mariano. Aunque fenómenos como El Niño son inevitables, hay otras variables que sí están dentro del control de los productores. Por ejemplo, el ciclo de cosecha y renovación, las variedades cultivadas y sus prácticas agronómicas. De esta forma, pueden contrarrestar las consecuencias de la variabilidad climática y estar mejor preparados para sortear los desafíos que conllevan.
Alternativas en el modelo productivo
En ese contexto, herramientas como la agricultura regenerativa, que se centra primordialmente en el cuidado del suelo, crean sistemas de producción agrícola en los que los cultivos se configuran como ecosistemas conectados y sanos, que responden de mejor forma a los efectos climáticos, dice Gally.
Adicionalmente, se posibilita la diversificación de cultivos para el productor, la recuperación de suelos frente a fenómenos de erosión o desertificación y se alcanza una mayor protección frente a enfermedades. Ese último punto es fundamental porque el aumento de temperaturas y temporadas secas favorecen la aparición y propagación de plagas como la broca.
Por último, Gally afirma que es muy importante crear una plataforma de asistencia técnica donde los caficultores puedan compartir información y conocimiento. Como la mayoría son fincas pequeñas y medianas, en la unión está la fuerza. Para generar la caficultura regenerativa con éxito es importante aprender unos de otros.

El Niño y el panorama cafetero en Latinoamérica
A pesar de decretarse el fenómeno a mitad de año, no será hasta diciembre de 2023 cuando se pueda analizar y obtener información más precisa sobre los efectos directos del El Niño en la producción cafetera regional.
Expertos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica de Estados Unidos (NOAA) aseguran que con la llegada de El Niño en 2023, las temperaturas de todo el planeta aumentarán más. Se plantea incluso la posibilidad de romper el rango de calentamiento de 1,5 °C.
Asimismo, oficinas meteorológicas europeas han hecho pronósticos alarmantes. Aseguran que si bien los efectos de El Niño se sentirán con más intensidad hacia finales de año, existe una alta probabilidad de que en 2024 se registre un nuevo récord de temperatura global.
Si va a haber un impacto fuerte en el precio del café es también un pronóstico relativo. Seguramente la variación climática provocará efectos en las cosechas de todos los países productores. En ese sentido, habrá ajustes de acuerdo a la demanda y la oferta que puedan brindar los caficultores.
Gally, Mariano y Óscar coinciden en que los caficultores, como en muchos otros escenarios, son los más afectados ante estas variaciones. “Los grandes compradores o grandes productores pueden enfrentar durante mayor tiempo estos procesos. Los pequeños caficultores, que son la mayoría, enfrentan condiciones difíciles”, afirma Gally.
Justamente, si los caficultores no tomaron medidas a tiempo para proteger sus cafetos, por ejemplo con el cultivo bajo sombra y las coberturas vivas, quedan completamente expuestos a los daños que puede generar El Niño.
El inicio de a transición
Una de las apuestas de la caficultura latinoamericana frente a los fenómenos contemporáneos es, en el corto y mediano plazo, el fortalecimiento de los pequeños productores como actores principales de la transformación de los sistemas de producción cafetera.
Para eso, es necesario brindarles herramientas, asistencia técnica y financiamiento. Así, podrán desarrollar sistemas de producción que protejan los ecosistemas y vuelvan a la idea del cultivo de bosques cafeteros.
Una de las certezas que hoy en día tiene la industria, confirma Mariano, es que los fenómenos climáticos se van a seguir presentando. Sin duda alguna, la intensidad de sus efectos irá aumentando si no se logra una adecuada transformación de los sistemas de producción.

Con la llegada de El Niño es evidente la necesidad de los productores cafeteros de prepararse para los efectos y consecuencias de estos fenómenos. La información es un recurso de primer orden para desarrollar e implementar estrategias que respondan a esta realidad.
Además, la transformación debe ser integral. Los modelos de mercado y consumo deben plantearse alrededor del cuidado del medioambiente y de nuestra responsabilidad como consumidores.
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Créditos de las imágenes: Comunicaciones COMSA.
PDG Español
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