¿Cómo enfrentar el desplazamiento de las zonas idóneas para el cultivo de café?
Recientemente, organismos gubernamentales internacionales y organizaciones meteorológicas han anunciado nuevas marcas históricas en el registro de temperaturas en torno a distintos indicadores. El desequilibrio ambiental no se limita a las altas temperaturas, sino que trae consigo fenómenos climáticos que afectan la calidad de vida de muchas personas y que tienden a agravarse año tras año.
El café, como producto agrícola, se encuentra directamente condicionado por el medioambiente y se caracteriza por contar con requisitos muy específicos para su adecuado desarrollo. Si una región eventualmente pierde las condiciones que la hacen óptima para el cultivo de café, será necesario buscar soluciones o alternativas para adaptar o reubicar el proceso productivo.
Con el objetivo de conocer más sobre este tema, hablé con dos investigadores enfocados en la adaptación de la producción del café frente al cambio climático. Continúa leyendo y descubre qué acciones se pueden implementar frente a esta problemática.
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¿Cómo se proyecta la reducción de la capacidad productiva de las zonas cafeteras?
Federico Ceballos Sierra es ingeniero agrónomo y doctor en economía agrícola y aplicada. En los últimos años, se ha dedicado a la investigación de los efectos del cambio climático dentro de la industria del café.
Con base en sus estudios, y los de sus colegas, afirma que se están generando modificaciones en la idoneidad de las regiones destinadas al cultivo de café. Esta reubicación de las áreas más productivas se genera a raíz de los efectos directos e indirectos del cambio climático.
Entre los efectos directos está el aumento de temperaturas, los cambios en los regímenes hídricos y la disponibilidad de agua. Entre los efectos indirectos aparece la incidencia de plagas y enfermedades.
Según Federico, como consecuencia, el cultivo de Arábica deberá tener un desplazamiento hacia mayores altitudes si se pretende mantener los mismos niveles de volúmen y calidad.
Diana Carolina Meza Sepulveda es investigadora y docente en la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP) en la facultad de ciencias agrarias y agroindustria, y estudiante de un doctorado en biotecnología. Además es codirectora de Clima y Café, un proyecto social sin fines de lucro que cuenta con un equipo de colaboradores formados en distintas disciplinas pero unidos por un mismo enfoque: la experiencia de los cafeteros colombianos con el cambio climático.
Diana afirma que ya no se trata únicamente de velar por el futuro del café y otros cultivos, sino que el cambio climático y sus efectos son parte del presente. A su vez, aclara que unas regiones resultan más afectadas que otras.
Los cambios ya son visibles
Para dar un ejemplo claro, Diana menciona que actualmente se está experimentando una demora en el proceso de cosecha del café en Colombia debido a un retraso en la floración de los cafetos por causas ambientales, como el exceso de lluvias.
“En este momento hay muchas áreas de siembra que, lamentablemente, a pesar de que producen café, ya no es en las mismas cantidades”.
Según Diana, las regiones más afectadas por el cambio climático no solo producen menos volumen, sino que la calidad tiende a disminuir y se debe lidiar con mayor presencia de plagas y enfermedades, por lo que las pérdidas son mayores
A principios de 2022, se publicó en la revista PLOS One un estudio que analiza cómo cambiarán las condiciones de cultivo de tres alimentos (café, marañones y aguacates) para el 2050. Según el estudio, de los tres alimentos analizados, el cultivo de café es el más susceptible al cambio climático en términos productivos.

Potenciales regiones emergentes para el cultivo de café
“Probablemente, en el futuro va a haber zonas que en este momento no sean idóneas pero que el cambio climático las lleve a serlo”, explica Federico. Él pone como ejemplo la finca de su padre, que se encuentra a 1900 m s.n.m., una elevación considerada históricamente como zona cafetera marginal alta pero que, hoy en día, se está volviendo una zona más productiva. A su vez, las zonas antiguas de productividad alta y de menor elevación van camino a considerarse zonas marginales bajas en productividad.
“Creo que habría que entrar a hablar de topografía en el caso de los países tropicales. Ahí estaríamos viendo dónde está el potencial de expansión”.
En el estudio mencionado anteriormente se habla de las regiones emergentes para el cultivo de café desde la altitud y la latitud. Se estima que aquellas zonas que limitan hacia el sur y hacia el norte con regiones actualmente productoras pueden beneficiarse del cambio climático y volverse aptas para el cultivo de café por el incremento de temperaturas mínimas del mes más frío.
De esta manera, regiones como el sur de Brasil, Uruguay, el norte de Argentina, Chile, Estados Unidos, África occidental, Sudáfrica, China, India y Nueva Zelanda pueden potencialmente ingresar al mercado productivo o mejorar y ampliar su producción, en el caso de las regiones que ya cuentan con cierta actividad.
Según Federico, este movimiento latitudinal puede verse restringido por choques de clima más intensos, como las heladas. Algunas zonas pueden cumplir con las temperaturas mínimas durante el año pero esto no garantiza la idoneidad de la región para el cultivo de café.
¿Se debe proyectar la producción desde ahora?
Federico sostiene que aquellos productores ubicados en zonas bajas serán los más afectados por el cambio climático. Por eso, es importante enfocarse en la adaptación y en los esfuerzos para mitigar las pérdidas. La transición a cultivos adecuados para temperaturas más altas puede ser una opción pero esto requiere capacitación y puede implicar la pérdida de capital humano.
En cambio, aquellos ubicados en zonas altas podrán incluso verse beneficiados por el cambio climático. Por lo tanto, deben ser integrados al sistema productivo a través del Servicio de Extensión Rural, las garantías de compra y otros recursos y herramientas que puedan ayudar a que desempeñen su actividad sin daños colaterales.
Diana cuenta que desde Clima y Café proponen algunas estrategias de adaptación para los productores que deberán ser reevaluadas según el caso. “Las estrategias son muy propias de cada unidad productiva. Yo creo que el primer error es tratar de masificar y decir que esto funciona para todos”.
Según ella, la diversificación de cultivos es necesaria porque es muy arriesgado apostar todo al mismo producto. También, considera importante garantizar la seguridad alimentaria: “podemos tener, por ejemplo, huertas y empezar a generar diferentes actividades sin desligarnos del café”.

¿Cuál es el impacto de este desplazamiento en los países productores y en los mercados internacionales?
Los principales productores de café a nivel global son Brasil, Vietnam, Colombia e Indonesia. Estos cuatro países concentran el 64 % de la producción mundial de café; sin embargo, se estima que para 2050 este número pueda reducirse drásticamente.
Federico señala que las heladas en Brasil de 2021 demostraron la volatilidad del mercado frente a los fenómenos climáticos al generar pérdidas masivas y un alza en el precio del café. Como consecuencia, muchos han migrado al mercado del café Robusta, por su mayor resiliencia y, en teoría, menor precio.
Por otra parte, la salida de los caficultores de esta actividad puede generar un problema para las economías locales si no se lleva a cabo una transición adecuada. Diana afirma que muchos productores en Colombia han encontrado en la producción de cafés especiales un negocio más rentable. “Nos estamos volcando, por ejemplo, a Bourbones, Geishas y ciertas variedades de café con unas características importantes económicamente”.
Esta tendencia se puede apreciar en la proliferación de tiendas de cafés de especialidad, algunas de ellas desarrolladas por productores que buscan vender su producto con un valor agregado en el mercado interno.
¿Es posible realizar una transición hacia zonas de cultivo diferentes dentro de los países productores?
Diana cuenta que como muchos de los productores son de pequeña y mediana escala, no es factible realizar una transición hacia zonas de cultivo más aptas. Principalmente, por la demanda de recursos que esto implicaría.
Por su parte, Federico explica que a pesar de representar un desafío y costo alto, la producción de café, en el caso de Colombia, puede reubicarse en zonas de mayor elevación. Contrariamente, muchos países de Centroamérica no cuentan con esta opción incluso teniendo los recursos económicos necesarios.
En ese sentido, queda claro que las limitaciones para adaptar el cultivo de café al cambio climático no son solo económicas o logísticas sino topográficas.

¿Es posible mitigar esta problemática?
Para empezar, Federico dice que las cadenas de suministro de café son frágiles. Los países consumidores tienen un contacto tenue y baja penetración en origen, lo que se traduce en poca capacidad para efectuar cambios. “Si estamos hablando de la caficultura como está ahora, creo que el perfil de riesgo es apreciablemente alto”.
Adicionalmente, explica que la mayoría de los productores están dispuestos a adaptarse al cambio climático, siempre y cuando el costo se justifique. “Eventualmente quién sale de la producción es porque el costo de esas adaptaciones supera sus réditos o ganancias”.
De todas formas, la adaptación no depende exclusivamente del productor. Muchos centros de investigación están realizando estudios en especies de características similares en taza al Arábica pero menos susceptibles al cambio climático.
En ese contexto, no se trata únicamente de hacer descubrimientos o avances en los centros de investigación. Es necesario fortalecer los esquemas de transferencia de esta tecnología para que tenga un impacto real en la caficultura. Por ejemplo, Diana resalta la importancia de los extensionistas en Colombia, especialistas que van hasta las unidades productivas y hacen acompañamientos a los productores.

Ante los efectos de un cambio que ya comienzan a sentirse, es vital que las organizaciones elaboren cuanto antes un plan de acción que pueda implementarse en distintas esferas y escalas, con objetivos a corto, mediano y largo plazo.
La contemplación y coordinación de todos los eslabones allanará el camino para cumplir con estas metas y fortalecer las cadenas de suministro frente al desafío planteado por el desplazamiento de las zonas idóneas para el cultivo de café.
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PDG Español
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