20 de junio de 2023

Las comunidades indígenas cafeteras en Colombia

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Las comunidades indígenas son uno de los grupos menos representados y más olvidados en el sector cafetero; sin embargo, se calcula que solo la población indígena de Colombia asciende a 1,5 millones de personas, lo que representa alrededor del 3,4 % de la población total. En las zonas rurales, muchas de estas comunidades dependen de la industria cafetera para su subsistencia.

Las historias y culturas tradicionales de los pueblos indígenas hablan con frecuencia de su patrimonio único en la producción de café, a diferencia de otras comunidades agrícolas. En muchos casos, la industria cafetera más amplia no tiene suficientemente en cuenta los retos a los que se enfrentan estos grupos a la hora de vender sus cafés. 

Comprender la compleja historia de estas comunidades es esencial cuando se trata de hablar del café cultivado por indígenas en Colombia. Para saber más, hablé con Daniel Jaramillo, propietario de Antioqueña de Cafés Especiales, y con Lisardo Domico, miembro de la tribu indígena Emberá Chamí de Colombia. Sigue leyendo y conoce lo que me contaron.

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Secado de café al aire libre en finca cafetera

La historia del colonialismo en Colombia

Los colonos españoles llegaron por primera vez a Colombia a principios del siglo XVI. Los colonos europeos a menudo presentaban el café a las comunidades indígenas, incluyendo países de América Latina, África, Asia y el Caribe, como un cultivo rentable y aprovechable.

Poco después llegó el café. Se cree que el primer registro de producción de café en Colombia aparece en el libro del sacerdote misionero José Gumilla en 1741.

La producción de café en muchos países tiene un vínculo inherente con el colonialismo pero podría decirse que las comunidades indígenas han sufrido las formas más graves de explotación. En muchos casos, estos grupos se vieron obligados a abandonar sus tierras natales para trasladarse a zonas donde la producción de café era más rentable para las potencias coloniales. 

Aún hoy, a pesar de que muchas de estas antiguas colonias se han independizado, los problemas estructurales causados por el colonialismo siguen siendo graves para los productores de café indígenas. 

De las muchas regiones cafeteras de Colombia, la Sierra Nevada de Santa Marta y los departamentos de Antioquia, Caldas y Nariño albergan varias comunidades indígenas productoras de café. 

La tribu de Lisardo se encuentra cerca de Ciudad Bolívar, en Antioquia, pero en realidad el grupo es originario del departamento del Chocó, en el oeste de Colombia. Los Emberá son la tercera población indígena más numerosa de Colombia, con unos 71 000 habitantes.

Lisardo explica cómo el café se convirtió en un cultivo importante para la tribu Emberá.

“Cuando mi tribu fue expulsada del Chocó y emigró a Antioquia, llegamos a los campos de cafetos”, cuenta. “A partir de ahí, entendimos el café como un cultivo comercial y una fuente de ingresos para nuestra comunidad. Desde entonces, nos hemos adaptado a los retos de la producción de café”.

Aunque esta historia es particular de la tribu Emberá Chami, cada una de las comunidades indígenas cafeteras de Colombia tiene su propia experiencia personal con el cultivo y la venta de café. Otras tribus indígenas, como los Arhuacos de la Sierra Nevada de Santa Marta y los Awá de Nariño, también se iniciaron en la producción de café a causa del colonialismo.

Caficultor transportando saco de café

¿Cómo siguen afectando a los pueblos indígenas los efectos duraderos del colonialismo?

Aunque las comunidades indígenas de Colombia han pasado a ser autogobernadas en su mayoría, la producción de café sigue siendo vital para la subsistencia de muchos de estos pueblos. 

Hay casos similares en varias comunidades productoras de café de todo el mundo. A menudo, varias generaciones de tribus indígenas siguen dependiendo del cultivo del café como principal fuente de ingresos.

Desgraciadamente, muchos indígenas continúan enfrentándose a problemas heredados de las estructuras coloniales existentes.

La adición de valor se produce mayoritariamente al final de la cadena de suministro, que es donde se tuesta y vende el café. Esto significa que los productores suelen recibir una cantidad de dinero desproporcionadamente menor por sus cafés, a pesar de formar parte del mercado cafetero mundial.

La regulación de los precios mundiales del café por parte de los grandes países consumidores significa que los productores suelen tener poco o nada que decir sobre los precios que reciben por la venta de sus cafés. Aunque esto va cambiando, los productores siguen estando a merced de la fluctuación de los precios, que a menudo escapa de su control.

Muchos productores autóctonos dependen también de empresas extranjeras que explotan los molinos y las instalaciones de procesamiento. Aunque suelen conceder créditos a los productores, esto puede obligar a los agricultores a mantener precios fijos durante varios años. 

Todo esto les impide aprovechar oportunidades de aumentar sus ingresos. Si el precio de mercado del café aumenta, los productores siguen atados a un precio más bajo.

Afortunadamente, las peticiones de reformas del mercado y otras iniciativas sociales están alentando a los agricultores. Cada vez más productores empiezan a reconocer el valor de su café, mientras que las iniciativas de igualdad de género están ayudando a las mujeres a alcanzar puestos de liderazgo en la producción cafetera.

En algunos casos, las comunidades indígenas pueden utilizar el café como herramienta para evitar una mayor explotación, derivada principalmente del trabajo forzado o el tráfico de personas. 

Un ejemplo es el Proyecto de Desarrollo de Doi Tung, en Tailandia, que apoya a los caficultores indígenas. 

La región de Chiang Rai forma parte del Triángulo de Oro: una zona fronteriza entre Tailandia, Laos y Myanmar. El tráfico de opio, armas y personas ha dominado la historia de esta zona; sin embargo, gracias al proyecto, los agricultores indígenas han recibido parcelas de tierra donde pueden vivir y cultivar café, lo que les ha permitido ganar autonomía.

Café verde en finca

Desafíos para los productores indígenas

Los principales retos a los que se enfrentan muchas comunidades cafeteras indígenas son la falta de infraestructuras y las prácticas deficientes de control de calidad. 

Aunque las comunidades indígenas suelen ser autónomas y autogobernadas, también suelen carecer del apoyo de los gobiernos y de terceros para aumentar sus ingresos.

Lisardo explica que los grupos indígenas suelen vender sus cafés en cereza porque no tienen acceso a la infraestructura adecuada para secarlo y procesarlo.

Las comunidades indígenas llevan demasiado tiempo vendiendo su café como cereza, lo que los sume en un círculo de pobreza”, afirma. 

“No logramos escalar y reinvertir en nuestra comunidad agrícola, lo que nos permitiría secar nuestros cafés y tener más control sobre la calidad”. 

Esta falta común de acceso a la infraestructura de procesamiento crea en última instancia barreras para muchas comunidades cafeteras indígenas que buscan aumentar sus ingresos. La tribu de Lisardo ha trabajado intensamente para crear relaciones con compradores que reconocen el potencial de estos productores. 

Daniel es propietario de una empresa comercializadora de café colombiano en Itagüí. Él explica la importancia de invertir en infraestructuras y educación, especialmente en lo que se refiere a la calidad del café.

“Establecimos una relación con la tribu Emberá Chamí que nos permitió invertir en instalaciones de secado”, cuenta. “La comunidad puede secar sus cafés y venderlos como pergamino”. Esto significa que los agricultores pueden recibir precios más altos porque han añadido valor al café tras realizar su procesamiento.

Daniel dice: “también aprovechamos esta oportunidad para enseñar a la comunidad la importancia de la calidad y cómo pueden conseguir cafés de mayor calidad”. 

Por otra parte, puede haber problemas de transparencia al comprar cafés a comunidades indígenas ya que estos grupos suelen ser vulnerables a prácticas comerciales poco éticas.

En su experiencia de trabajo con comunidades indígenas, Daniel afirma que suelen carecer de conocimientos financieros. Esto se debe a que estos grupos tienen acceso muy restringido a recursos educativos y a oportunidades de alcanzar los mercados nacionales e internacionales. 

Para resolver estos problemas, es importante que los compradores de café pregunten a los caficultores indígenas cómo los pueden ayudar. Sin la infraestructura y el apoyo adecuados, es poco probable que estas comunidades mejoren por sí mismas la calidad y el rendimiento del café.

Área de procesamiento de café en finca

Reconocer las diferencias culturales

A la hora de comprar café a grupos indígenas, suelen haber diferencias culturales importantes que hay que tener en cuenta. Muchos agentes de la cadena de suministro pueden no estar familiarizados con estas prácticas culturales. 

De hecho, es común encontrarse con estigmas infundados acerca de cafés de baja calidad producidos por las comunidades cafeteras indígenas, como cuenta Lisardo.

“El estigma contra los caficultores indígenas es lamentable”, afirma. “Además, venimos de una región rodeada de muchas explotaciones que compiten entre sí. Por eso, nos resulta difícil encontrar compradores dispuestos a invertir a largo plazo”. 

“Nuestra cultura autóctona ha demostrado que no desistimos en el empeño de mejorar nuestros cafés”. 

Daniel explica: “estas comunidades están acostumbradas a un modo de vida comunal que se basa en gran medida en la sostenibilidad de la naturaleza, por lo que tienen pocos conocimientos financieros”.

Añade que cuando se comercia con productores indígenas, no se trata simplemente de pagar un precio justo por su café. En su opinión, es más importante establecer relaciones a largo plazo que permitan mejorar de forma sostenible sus medios de vida.

Productores de café revisando calidad de las cerezas

En todo el mundo, las comunidades cafeteras indígenas ofrecen una perspectiva única en el sector que rara vez tiene en cuenta la industria más general. 

Sus ricas culturas y siglos de tradición cafetera aseguran la base de su futuro papel relevante en el sector del café, por encima de cualquier estigma injusto e idea equivocada.

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Créditos de las fotos: Nick Castellano.

Traducido por Almudena Torrecilla Aznar. Traducción editada por Alejandra Soto.

PDG Español 

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