12 de junio de 2023

El impacto del fenómeno de La Niña en la caficultura colombiana

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En las últimas décadas, el cambio climático se ha hecho más evidente y ha desencadenado fenómenos adversos, como La Niña, que aunque no parecen una amenaza, tienen un impacto muy alto en los cultivos de café. 

La Niña se manifiesta de diferentes formas según la región de incidencia. En el caso de Colombia, este fenómeno es sinónimo de lluvias intensas que sobrepasan las cifras normales de pluviosidad, con efectos negativos en la caficultura. 

Para conocer más sobre el comportamiento de La Niña en Colombia, su impacto en la producción y los retos que enfrentan los caficultores, hablé con dos expertos. Sigue leyendo y entérate de lo que me dijeron. 

Lee también: ¿Cómo afrontar la variabilidad climática en las fincas cafeteras?

Finca cafetera en Colombia

¿De qué se trata el fenómeno de La Niña?

El cambio climático es el resultado de la relación entre el planeta y el hombre. Su proceso evolutivo ha estado marcado por una variabilidad climática, que mostró un aceleramiento en la era industrial y que se hace palpable en temperaturas altas y bajas. Estas últimas, dan vida al evento climatológico conocido como La Niña. 

Según la Organización Meteorológica Mundial, La Niña es la fase fría del ENOS (fenómeno existente entre el océano y la atmósfera de la tierra), en la que ocurre un enfriamiento anormal de las aguas ecuatoriales del Océano Pacífico Tropical. 

Aunque este fenómeno influye considerablemente en las condiciones del tiempo en muchas partes del mundo, se reproduce de manera distinta y en algunas ocasiones es la antítesis de El Niño. Por ejemplo: en Perú, Bolivia, el sur de Brasil, Argentina y Chile se presentan condiciones de sequía, mientras que en Colombia, Ecuador y el norte de Brasil hay un incremento del caudal de los ríos que desencadenan inundaciones. 

José Miltón Cardona, gerente técnico de la exportadora Cocora Coffee, explica que Colombia está influenciada por los cambios que se dan en el Océano Pacífico, debido a su ubicación geográfica. 

Cuando el Gran Océano, “frente a las costas de Ecuador, Perú y Colombia ha tenido variaciones porque el agua se calienta, esa influencia térmica de calor ha llegado a Colombia y hemos tenido fenómenos de El Niño. Es momento de temperatura, disminución de las lluvias y la incidencia de ese clima seco sobre todas las regiones cafeteras de Colombia”, señala José Milton. 

Por el contrario, cuando el océano experimenta temperaturas bajas, el país presenta un aumento en las lluvias entre el 20 y el 40 % con respecto a las precipitaciones esperadas, que van acompañas de una reducción en el brillo solar, con incidencia en las regiones Andina, Caribe y Pacífica.

¿Cómo se viene comportando en Colombia?

De acuerdo con el Instituto de Hidrología Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), Colombia cumple más de tres años (38 o 39 meses) sintiendo la presencia inminente de La Niña; sin embargo, sus efectos no se asemejan a los ocurridos en la ola invernal que se registró en el periodo comprendido entre 2010 y 2011, que fue catalogada como uno de los peores desastres naturales en la historia del país.

Alieth Cecilia Polo, Directora del Programa de Educación para Caficultores (PECA) en Caravela Coffee, dice que con base en los reportes de la compañía, el régimen de lluvias comenzó a finales de septiembre de 2020 y se extendió hasta 2023. Aunque el año pasado se presentó una pluviosidad mayor. 

El Ideam señaló que esta Niña no solo es excepcional por su prolongación sino porque todo el país sintió su impacto. Históricamente, regiones como el Pacífico o el Amazonas no eran tan vulnerables a este fenómeno pero en esta ocasión dejó huella desde Providencia hasta Leticia. 

Recolección de cerezas de café

La Niña: un dolor de cabeza para la caficultura

La Niña despierta temores e incertidumbres en toda la industria del café, pero la preocupación mayor recae en los productores, las víctimas directas de las intensas lluvias.

Estas condiciones adversas amenazan con una baja calidad y un menor volumen de café: Colombia pasó de producir cerca de 14 millones de sacos de 60 kg en 2020 a 11,1 millones en 2022.

Si bien las lluvias son importantes para el rendimiento de los cafetos, en exceso pueden traer serias consecuencias, desde la floración hasta en los precios que devengan los productores

Floración 

Los momentos fisiológicos de floración necesitan periodos secos y algunos cambios bruscos de temperatura o lluvia para que se de la apertura floral pero cuando las lluvias son excesivas las floraciones son escasas y dispersas.

A medida que la temperatura media del aire se reduce, bajan las tasas de progreso del cultivo. Esto obliga a las plantaciones a requerir de más meses para alcanzar un desarrollo foliar, tasas fotosintéticas y número de botones florales. 

En Colombia “no se han presentado floraciones en muchas de las regiones cafeteras o en las que se han presentado no han tenido un impacto positivo”, agrega José Miltón.

Suelos 

Dependiendo del tipo de suelo donde se establecen los cafetales, la sobresaturación hídrica puede tener un menor o mayor impacto. 

En el caso de los terrenos arenosos o que poseen muchos poros grandes, se propicia un mayor drenaje y con ello la pérdida de los elementos esenciales por lixiviación, condición que afecta la nutrición y, por consiguiente, la producción.

Enfermedades y plagas 

Aunque muchas de las plagas y enfermedades del café prosperan en temperaturas altas y altitudes bajas, algunas como el hongo Mycena citricolor, mejor conocido como ojo de gallo, se reproducen en climas lluviosos, con altos niveles de humedad, nubosidad y temperaturas más bajas. 

Cabe resaltar que cada vez proliferan otros tipos de plagas más agresivos y resistentes a condiciones climáticas extremas. “Por el cambio climático, en Colombia estamos teniendo broca en unas alturas donde jamás se había presentado”, cuenta José Milton. 

Asimismo, aunque la caficultura colombiana tenga la mayoría del área plantada con variedades resistentes a la roya, todavía hay caficultores con variedades susceptibles. Por lo tanto, a partir de estas condiciones climáticas, se pueden presentar mayores ataques de roya en los cafetos, así como de mal rosado.

Poscosecha 

La Niña también puede influir en la fermentación del café. José Miltón explica que estos eventos provocan un retraso en el desarrollo normal del proceso debido a la mayor retención de agua del mucílago, disminuyendo así la concentración de azúcares simples.

Las temperaturas más bajas podrían inhibir parcialmente las reacciones iniciales de la fermentación o la actividad de ciertos microorganismos que requieren mayor temperatura; sin embargo, en la masa de café hay una gran variedad de bacterias y levaduras mesófilas que pueden realizar el trabajo de transformación de sustratos.

Secado 

El secado es una de las fases con más dificultades para los caficultores colombianos debido a la insuficiente, o incluso inadecuada, infraestructura para cumplir su función y al poco conocimiento sobre el proceso. Sumado al fenómeno de La Niña, esto puede tener efectos adversos en la calidad del café. 

En algunas ocasiones, los periodos de cosecha coinciden con las torrenciales lluvias, prolongando el proceso de secado y propiciando una humedad relativa alta, que no favorece al grano. 

Suministro de agua

La temporada de lluvias también puede privar a los agricultores y sus familias de servicios básicos como el agua. En algunas zonas, las bocatomas de los acueductos veredales suelen ser taponadas producto del arrastre de sedimentos y materiales gruesos, que terminan contaminando el líquido y limitando su uso en el proceso del beneficio. 

Adicionalmente, se producen deslizamientos o derrumbes en las fincas y vías, que pueden dificultar el acceso a los centros de acopio, la movilidad hacia los cascos urbanos o representar un peligro para la integridad de los productores y sus trabajadores.

Cafeto con plaga

¿Qué medidas se pueden tomar?

Las anomalías climáticas y sus efectos devastadores en el medioambiente y la agricultura han puesto en relieve la necesidad de implementar medidas más estructurales y soluciones más sólidas. 

José Milton señala que la caficultura colombiana debe subvertir las formas de producción, que han acelerado el crecimiento de los monocultivos de café a expensas de los bosques, paisajes vírgenes y la biodiversidad. 

“Necesariamente tenemos que volver a pensar en los sistemas agroforestales, pensar en la sombra. En la misma finca se pueden tener árboles maderables de porte alto, de porte medio que pueden ser frutales y de porte bajo que pueden ser arbustos”.

Estos sistemas de policultivos tradicionales propician microclimas que funcionan como escudo de protección contra las fuertes lluvias o, en caso contrario, como sombrilla para mitigar la radiación directa del sol.

“Hay que comenzar a hacer agricultura regenerativa, que es volver otra vez al ecosistema cafetero de antes. Es menos consumo de agua, almacenamiento de aguas lluvias, es la utilización de menos agrotóxicos en el cultivo de café, es no quemar, no talar, es reutilizar mucílago, pulpa o lixiviados dentro de la finca como abonos orgánicos”, concluye José Miltón. 

Por su parte, Alieth aconseja “realizar el manejo agronómico de acuerdo a las recomendaciones del equipo técnico y a la experiencia de los caficultores. Hacer podas de sombrío donde sea necesario y, de esta forma, ser más eficientes con el aprovechamiento solar”.

Es clave que el productor, de acuerdo al conocimiento que tiene de los suelos de su finca, establezca medidas. Por ejemplo, si sus lotes sufren de encharcamiento, realizar drenajes o acequias; en caso de lotes muy pendientes, preservar las coberturas, establecer barreras vivas o físicas para evitar la erosión.

Paisaje de cafetales

¿Qué tanto afecta los precios?

Estas alteraciones climáticas pueden incidir en la compra y venta de café porque los orígenes afectados directamente por estos fenómenos pueden ser castigados con un bajo rendimiento, pérdidas en la cosecha, un menor pago por baja calidad, entre otros. Estas circunstancias, además, pueden ser provechosas y ventajosas para otros países productores.

“Realmente sí trae consecuencias este evento en la producción. Cuando se presenta la niña hay una mayor nubosidad y ve afectada la floración, esto implica una menor cosecha. Siempre los extremos causan una limitación en la producción y tienen un efecto en el precio”, aclara Alieth. 

José Milton pone de ejemplo las bonanzas cafeteras que ha tenido Colombia a costa de las desgracias ajenas. Hace tres años hubo “una helada y una sequía en Brasil, lo que hizo que perdiera un área productiva muy significativa y que los precios para el campo colombiano hayan estado en tendencia”. 

El ataque de roya en Centroamérica es otro caso que representó un ciclo positivo para la caficultura colombiana, con precios históricos y diferenciales atractivos.

A pesar de esto, José Milton aclara que este efecto es temporal y que, una vez se recupera el país competidor, vuelven los precios con tendencias a la baja. Tal como está por ocurrir con el regreso de la buena cosecha en Brasil.

Recolector de café

Los cambios drásticos en la temperatura son inevitables. Lo que sí se puede mitigar son los efectos devastadores que traen consigo. Esto implica revolucionar y cambiar la forma en que se está produciendo café y transicionar a sistemas más amigables con el medioambiente; no obstante, la solución no puede recaer solo en los productores. 

En ese contexto, el trabajo conjunto entre los diferentes actores de la cadena de valor es fundamental para que el suministro de café se mantenga estable en los próximos años. 

¿Disfrutaste este artículo? Entonces lee sobre cómo afecta El Niño a la producción de café

Créditos de las fotos: Yeny Ballesteros, Caravela Coffee. 

PDG Español

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