Manejo de malezas con animales en las fincas cafetaleras
El problema de la maleza y las malas hierbas puede ser grande en ciertas zonas donde se produce café. Las malezas y demás especies vegetales indeseadas compiten por los nutrientes, el agua y el fertilizante. Por eso, se vuelven un objetivo a eliminar en cualquier plantación de café. En un cafetal a pleno sol, la cantidad de hierba tolerada será bastante menor que en uno bajo sombra pero se corre mayor riesgo de que el suelo se degrade.
Por otro lado, muchas de estas especies son resistentes a las bajas y altas temperaturas, a las inundaciones o a las sequías y, si no se realiza un esfuerzo considerable y sostenido, no se irán por sí mismas. En consecuencia, le roban comida y espacio a los cafetos.
Una opción viable para enfrentarlas, en parte por los productos derivados que se obtienen, es la integración de borregos de pelo corto y porte liviano. Para conocer cómo funciona esta alternativa, hablé con Lucy Brito, de Finca Colonia de Ángeles, y con Lincon Guevara, caficultor de Río Negro. Sigue leyendo para saber lo que me dijeron.
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Tipos y clasificación de malezas
Las condiciones geográficas y la fertilidad del suelo pueden propiciar el crecimiento de un sinnúmero de organismos vegetales, bacterias y hongos. Todas las especies ajenas al ecosistema planteado se vuelven competidores por la luz, los nutrientes y el espacio, además de ser reservorios potenciales de plagas y enfermedades que entorpecen y dificultan la producción.
Las malezas se clasifican en dos categorías. La primera depende de su ciclo vital: anuales, bianuales y perennes. Aunque cada finca y terruño deberá hacer su propia investigación porque la variedad de malezas específicas puede variar, desde el punto de vista botánico se puede considerar que las principales son fanerógamas, es decir que tienen flor: gramíneas o malezas de hoja angosta, de tallos cilíndricos, con nudos y entrenudos, hojas angostas, alargadas y nervadura central clara.
La segunda, las dicotiledóneas o malezas de hoja ancha, con una red de nervaduras, rastreras y/o trepadoras, muchas veces de consistencia lechosa, además de plantas sin flor o criptógamas, como helechos o los equisetos, conocidos también como cola de caballo.
Así como las malezas pueden ser un problema, también pueden ser una fuente de oportunidades. Algunas pueden proteger el suelo y evitar que se erosione. También, pueden servir como alimento, tanto para humanos como para animales, o como medicina.

¿Cuándo y cómo controlar las malezas?
¿Cuándo es necesario controlar las malezas? Durante la precosecha. En una renovación de cafetales debe dejarse la hierba a cinco centímetros del suelo como cobertura protectora. Asimismo, cuando se piensa implementar una mejora y/o intensificación de cultivos, es necesario como control y preservación de suelo. Dependiendo de si el cultivo es bajo sombra o bajo sol, habrá particularidades, así como de región a región. Por eso, es bueno tener identificadas las variedades locales.
Existen varios métodos para controlar las malezas. Por un lado, el control cultural consiste en prácticas como el control de la sombra, la disposición de las plantas y la distancia entre ellas, todas orientadas a una tolerancia de ciertas malezas para mantener la salud del suelo. Es un método integrado al manejo de la finca.
El control mecánico o manual es usar machetes, motoguadañas, pequeños tractores, etc. y tiene un costo de mano de obra, combustible y el de la herramienta o maquinaria.
Por otra parte, el control químico consiste en aplicar herbicidas y productos industriales creados para la erradicación de malezas. Al respecto, Lincon dice: “no soy amigo de los herbicidas. Una vez, por temas de tiempo, se me ocurrió poner un herbicida al lote que mayor producía, desde que lo utilicé se fue para abajo, hasta hoy”.
“Es un efecto a largo plazo, tú puedes ver bonito el cafetal después de aplicar el herbicida porque se murieron las malas hierbas, lo ves limpio pero no te das cuenta de la repercusión: en uno o dos años la producción baja, hasta las plantas se mueren porque el efecto del herbicida dura en el suelo mucho tiempo y va matando la raíz”, afirma.

El control biológico de la maleza: el uso de animales
El control biológico es cuando mediante insectos, hongos, animales o plantas se domina a las malezas. No todos los animales pueden ser usados para este fin, deben respetar la planta de café, eliminar las malas hierbas, tener un porte lo suficientemente alto para alcanzar las malezas pero no demasiado pesados para lastimar las raíces alrededor del tallo.
Esa es la razón que tuvo Lincon para elegir un ovino para su finca en Ecuador. “Elegí el borrego pelibuey porque es de tamaño y peso bajo, es decir, no es un borrego de carne. Hay borregos de otras razas que son mucho más pesados, que te pueden dar más carne, pero el pelibuey es liviano y lo que necesito es que no le haga daño a las raíces del café”.
En el caso de Lucy, ella maneja la Finca Colonia de Ángeles mediante el modelo de agroforestería. “Yo incursioné con las ovejas más por una cuestión de gusto. Después, comprobé que era muy beneficioso porque abonaban cuando estaban ahí rumiando y no dejaban que la maleza creciera muy rápido”. Posteriormente, también soltó a las gallinas y vio que los resultados eran igualmente positivos.
El uso de borregos u ovejas de pelo corto, como las especies pelibuey y blackbelly, en climas cálidos y con problema de malezas es una práctica en aumento. Incluso, en un estudio venezolano, se demostró que el costo e inversión son equivalentes a la mano de obra del control manual o mecánico de la maleza. Además, con el pastoreo y su libre deambular, se obtiene un abono nutritivo y la carne o pie de ganado se puede utilizar, a su vez, para comercialización.

Los costos de implementar control biológico
Una cuestión fundamental en la implementación de esta ganadería en las fincas cafeteras es la inversión inicial. Para un productor que está en sus primeros años de trabajo puede ser una inversión que no esté a su alcance pero dependerá de los recursos y del financiamiento al que tenga la posibilidad de acceder.
En cualquier caso, la inclusión de algunas cabezas de ganado ovino puede traer beneficios adicionales por el mismo costo que el control manual. Lincon, por ejemplo, explica que cada borrego le costó aproximadamente US $80, además, debió adquirir una cerca eléctrica, aisladores y una piola, es decir, una inversión de más o menos US $500 adicionales. Por otra parte, debió adecuar un establo por un costo de US $100.
En ese sentido, él afirma que utilizar el control biológico, definitivamente, “implica gastos, pero son gastos que al final te van a compensar porque no vas a gastar en otras cosas”. La disminución en la mano de obra por la actividad de los borregos representará, a futuro, un ahorro importante para el caficultor.
Además de los borregos pelibuey y blackbelly, existen otras razas de ovinos, como la St. Croix, que se pueden adquirir. Más allá del tema del costo, es importante tener cuidado con el peso y el vellón de cada especie ya que, por ejemplo, las dimensiones de un borrego katahdin sean difíciles de soportar para las raíces de las plantas de café; sin embargo, las posibilidades no se detienen en los ovinos, también pueden integrarse aves. Una opción, sin duda, mucho más económica pero efectiva.
Hoy en día, Lucy tiene 40 gallinas sueltas en la finca. “Las gallinas criollas o las gallinas del campo ayudan mucho a mantener la maleza a raya. También, eliminan a los grillos, que se comen las plantas cuando están en brote”.
Ella asegura que “el café no se debe manejar como un cultivo unitario porque tiene una mejor calidad, con mejor aroma, con una taza mucho mejor y con sabores exóticos que dependen de lo que está cerca de él”.

A la hora de enfrentar la maleza en las fincas cafeteras, hay diferentes opciones a las que se pueden acudir. Lo primordial es utilizar una forma de control que cuide los cafetos y la salud del suelo. En consecuencia, la utilización de animales es una alternativa con bajo impacto pero con beneficios claros para los productores.
Evitar el uso de herbicidas y tratar de hacer inversiones que posibiliten implementar soluciones más sostenibles puede ser una de esas prácticas que poco a poco se extiendan en la producción de café. Tanto Lucy como Lincon son un ejemplo de cómo hacerlo con resultados positivos en la región.
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Créditos de las fotos: Lincon Guevara.
PDG Español
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