17 de mayo de 2022

¿Cómo se ha transformado la producción de café en Bolivia?

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Bolivia goza de variadas zonas geográficas que van desde la cordillera de los andes, pasando por la amazonía, hasta los llanos y el altiplano. Toda esa riqueza, en cuanto a variedad de suelos, lastimosamente, se ve opacada por dos aspectos que condicionan la exportación y la producción de café.

El primero se refiere al enclaustramiento marítimo, que de varias maneras limita el comercio, tanto de importación como exportación. El segundo, posiblemente, un común denominador entre casi todos los países productores de café, ser una nación en vías de desarrollo y con niveles de pobreza que no permiten tener condiciones óptimas, sobre todo frente a tecnología para una producción masiva. 

A pesar de esto, el café de especialidad boliviano, hoy por hoy, es considerado como uno de los mejores del mundo. Para profundizar en este tema y conocer cómo es la industria del café de especialidad en el país, hablé con Felix Chambi, presidente de la Asociación Nacional de Catadores, Tostadores y Baristas de Bolivia (Anapcafé), y con Pedro Rodríguez Peñarrieta, fundador, propietario y CEO de Agricafe. Sigue leyendo y descubre qué me dijeron.

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Árbol de café

La llegada del café a Bolivia

Si bien no se tiene un registro histórico exacto de la llegada de las primeras semillas de café a Bolivia, muchos estudiosos concuerdan en que tuvo lugar hacia finales del siglo XVIII cuando esclavos que huían de los trabajos inhumanos en territorio actualmente brasileño, llegaron a Bolivia y trajeron, como parte de sus pertenencias, semillas de café. 

Otras investigaciones sugieren que quienes ingresaron estas semillas, en realidad, fueron monjes y latifundistas; sin embargo, en una u otra teoría, la producción de ese café se limitó a prácticamente nada y el consumo era mínimo.

Durante los siguientes años, la producción de café fue creciendo de una manera muy lenta. El verdadero motor impulsor para la producción de café boliviano comercial llegó hasta mediados de 1950 cuando personas impulsadas por la reforma agraria del 52, que tenía el slogan “la tierra es de quien la trabaja”, deciden migrar hacia el norte paceño y adoptar al café como producto principal para su producción. 

Esta política estatal fue la respuesta a una de las tantas crisis de la minería boliviana y tenía la finalidad de desarrollar esas tierras, dotando tanto a mineros como a campesinos de terrenos y de algún apoyo para la producción de café.

Felix Chambi menciona que fue en los años 60 cuando el gobierno boliviano ingresó a esa región con proyectos de apoyo al productor que contaban con financiamiento de gobiernos extranjeros. En los años 70 y 80 empezaron a ingresar otras variedades de café al país pero “typica es nuestra [variedad] nativa, es como nuestra semilla emblema de la región”, agrega.

Gracias a ese incentivo estatal, la producción en el país creció exponencialmente. En esa segunda ola del café, Bolivia irrumpió en el escenario internacional, si bien no reflejando calidad constante pero con volúmenes de venta nada despreciables. 

Felix hace énfasis en un aspecto por el que Bolivia se ha destacado desde los inicios, ser un país que produce cafés orgánicos. Hoy en día, esta característica se mantiene y es una carta de presentación del café boliviano, en contraste con muchos países productores en el mercado cafetalero mundial. 

Paisaje de Bolivia

Inicio de la aventura del café de especialidad en el país

Pedro Rodríguez cuenta que en los años 90 el país vendía su producción cafetalera a prácticamente un 20 o 30 % menos de los parámetros establecidos internacionalmente. Esos descuentos o castigos económicos se aplicaban teniendo en cuenta la calidad del café boliviano de esa época, que podía llegar a veces bien y a veces mal. 

A esta situación se sumaban los problemas de incumplimiento de contratos, los embarques y otras dificultades por parte de los proveedores, lo que desembocó en una especie de castigo para el golpeado sector productor boliviano y la consecuente disminución de sus ingresos. 

A finales de esos años, apareció un programa de las Naciones Unidas que “consistía en, justamente, identificar las potencialidades que tenía el café boliviano. (…) Vieron que, manejándolo bien, tenía unas características muy buenas y que eso no se estaba explotando en el mercado internacional”.

El programa se centró en cambiar algunos procedimientos que se estaban empleando mal en Bolivia, fundamentalmente para las etapas de cosecha y poscosecha. En esa época, “había la mala costumbre de comercializar el café en mote húmedo”, aspecto que fue identificado como uno de los puntos críticos dentro de la cadena de producción del café y su consecuente deterioro en la calidad, cuenta Pedro.  

Gracias a ese programa “se vuelven a redescubrir las potencialidades del café Boliviano”. Desde ahí, el panorama cafetalero fue distinto. Una vez aplicados los procedimientos de forma correcta, se enviaron muestras a distintos compradores potenciales y fue identificado como un café de especialidad que había estado mal catalogado como un café únicamente comercial

Producción de café en Bolivia

Bolivia: origen de cafés exóticos y extraordinarios

De estar en un momento crítico en su producción, y gracias al apoyo internacional, Bolivia pasó a encontrar un nuevo nicho de mercado. Ingresó a la tercera ola de los cafés de especialidad con un producto de calidad y reconocido por su producción orgánica. 

Justamente, esta coyuntura generó que Bolivia se constituyera como uno de los primeros países de la región sudamericana en realizar el evento internacional Taza de Excelencia. Este evento se desarrolló en Bolivia en cinco oportunidades, en 2004, 2005, 2007, 2008 y 2009. 

Gracias a esta ventana Bolivia se posicionó en la escena internacional como un buen referente cuando de cafés se habla, teniendo actualmente un mercado consolidado en países como Estados Unidos, Francia, Alemania y Japón.

Además, hay amplias expectativas y oportunidades en el antiguo continente que están siendo exploradas por los productores.

Productor de café en Bolivia

Escenario actual y proyecciones para la industria

Actualmente, Bolivia tiene un importante número de cafeterías de especialidad, tanto en sus ciudades principales, como en los municipios productores. La población joven ha volcado su mirada a esta cultura del café de especialidad y día a día crece el número de profesionales capacitados que se involucran en la industria como baristas, tostadores, catadores y productores.

Si bien la cultura de tomar café en el boliviano común está muy arraigada, en su mayoría, el consumo es todavía de café comercial y falta mucho terreno por recorrer para materializar un cambio; sin embargo, se ha avanzado gracias a las tiendas de especialidad que se han ido posicionado en el mercado local desde hace unos 10 años.

Una limitante, sin duda, es el extenso territorio que tiene Bolivia y la poca población interna, lo que genera un mercado, de alguna manera, restringido y limitado.

Algo a resaltar es, justamente, el desarrollo del café de especialidad en el mercado interno que está abriendo un espacio muy importante para los pequeños productores del país, reducido de momento pero ofreciendo un espacio que antes no se tenía y que promete mucho en un futuro próximo.

Este mercado reconoce el esfuerzo del productor y se materializa en el pago de buenos precios, incluso con precios internos que pueden ser mejores que los del mercado internacional y totalmente competitivos con otros países en casos similares.

Recolectora de café en Bolivia

Aunque hoy en día el país andino está en el puesto 39 frente a producción mundial de café y tiene fuertes competidores en la región, son muchas las oportunidades para esta creciente industria. 

Finalmente, el horizonte se ve prometedor y toma fuerza al tener Bolivia las condiciones perfectas, tanto de latitud como de clima y altura para generar un café de especialidad de muy alta calidad. Si conjuntamente se sigue trabajando por ofrecer un producto atractivo a los consumidores, será más fácil afrontar los retos propios de un país con mucha desigualdades sociales y una infraestructura condicionada por su falta de acceso marítimo. 

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Créditos de las fotos: Willy Vargas, Agricafe, Patricio Crooker, Tom Aramayo – Estudio Contento, Gabriel Vargas. 

PDG Español

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