26 de febrero de 2021

Cómo el COVID-19 ha cambiado la asistencia técnica a los caficultores

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El 2020 fue un año que supuso una serie de desafíos para el mundo entero. Debido a la pandemia COVID-19, millones de personas perdieron sus empleos, y cesaron muchas actividades y negocios. Pero la producción de café no podía detenerse, no solo porque la naturaleza continuaba su ciclo y los cafetos requerían atención, sino porque del café, uno de los productos más comercializados del mundo, viven más de 125 millones de personas

Contar con la asistencia técnica de expertos que les brinden asesoría es fundamental para los caficultores. Los extensionistas, técnicos, agrónomos o promotores locales son quienes solucionan sus dudas y les brindan consejos para mejorar su producción. Sin embargo, debido a la pandemia, los técnicos tuvieron que suspender o disminuir sus visitas a las fincas y el trabajo que realizan con los productores tuvo que adaptarse a estos tiempos sin precedentes. 

Para conocer cómo se presta asistencia técnica a los caficultores en un contexto en el cual el contacto físico es restringido, los viajes son limitados y muchos profesionales han tenido que cambiar su forma de trabajar, hablé con técnicos de Nicaragua y Colombia para saber cómo se han adaptado a esta nueva reaalidad. Sigue leyendo para saber lo que dijeron.

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servicio de extensión

Primeras fases de asistencia técnica

La asistencia técnica es esencial para los caficultores, ya que contribuye a garantizar que las actividades que aseguran la productividad y calidad de la cosecha se realicen de manera correcta. Los técnicos o extensionistas de las cooperativas, asociaciones o empresas comercializadoras, resuelven las dudas de los productores y les aconsejan con respecto a la mejor solución a los problemas que pueden surgir en el cultivo. 

A principios de 2020, cuando se empezó a hablar del coronavirus, no se tenía clara la dimensión del problema hasta que los gobiernos de cada país impusieron medidas de confinamiento. 

Debido al cierre de las ciudades y las limitaciones para desplazarse, surgió la necesidad de buscar formas para ayudar a los caficultores, cuando no era posible visitar sus fincas.

“El café es un cultivo que no paró por la pandemia, siguió y se nos vinieron los procesos de recolección”, comenta Alieth Polo, Directora Global del Programa de Educación a Caficultores (PECA) de Caravela Coffee. Ella me dice que durante los primeros meses, se dedicaron a crear los protocolos de bioseguridad para que cuando llegara el momento de la cosecha, pudiera realizarse la recolección de forma segura. 

Alieth me dice que el primer reto al que se enfrentaron fue el desconocimiento de los productores acerca de la COVID-19. “Les enseñamos qué era el COVID, porque al principio la gente (…) no tenía información o no sabía cómo debía cuidarse. Empezamos (con un) proceso educativo (para que entendieran) que, (siguiendo todas las) medidas de seguridad, se podían cuidar”, me cuenta.

El objetivo inicial se concentró en enseñar a los caficultores cómo protegerse para no contraer el virus y hacerle llegar los elementos necesarios para que esto fuera posible.

Erick Morales, Coordinador Técnico de la Unión de Cooperativas Agropecuarias Soppexcca en Jinotega, Nicaragua me cuenta que su estrategia de trabajo empezó entregando a los socios de la cooperativa kits de higiene que contenían especialmente analgésicos, alcohol en gel, mascarillas, jabón líquido y suero oral, “todo ello acompañado de una campaña de sensibilización para la prevención del contagio”. Esta labor se intensificó después del paso de los huracanes Eta e Iota por Centroamérica.

finca de café

Dificultades causadas por la pandemia

La concientización sobre la importancia de disminuir el riesgo de contagio y la implementación de medidas de protección fue solo el primer paso, en una lista de nuevas prácticas que los caficultores y técnicos tuvieron que seguir.

Erick me cuenta que para ellos, uno de los mayores obstáculos fue la cancelación de eventos de capacitación grupal y la dificultad que las restricciones en la movilidad representaban para muchos caficultores. “Normalmente, [los productores] usan medios de transporte colectivo y esto supone un riesgo”, me dice. 

Además, Erick agrega que a esto se sumó “la inversión adicional que han tenido que hacer los productores en sus fincas para garantizar condiciones seguras de trabajo para sus colaboradores y familiares”.

También, relata que en la región de Jinotega, fue complicado avanzar con la ejecución de actividades programadas para su realización en el campo, como eventos de capacitación, y hubo retrasos en la implementación de proyectos que estaban en marcha. “Por temor al contagio, los productores no recibían visitas en sus fincas y tampoco viajaban hacia la ciudad a realizar gestiones”, me cuenta.

Sin embargo, confirma que en cuanto a la producción de café, se hizo todo lo posible para sacar adelante la cosecha con la calidad que se esperaba.

Alieth también me cuenta que la falta de asistencia durante la cosecha no tuvo efectos negativos. “Durante el tiempo que hubo restricciones, hicimos transición al contacto virtual, buscamos formas de conectar con los productores para brindar asistencia técnica, soporte, resolver inquietudes y mantener de la mejor forma posible el estado de las fincas, mantenerlos informados sobre sus lotes, las dinámicas de compra y logística para la entrega del café a los centros de acopio”. 

Sin embargo, Alieth añade que lo que les trajo más complicaciones a los técnicos de Caravela fueron los cierres totales ordenados por las autoridades y me cuenta que en México, incluso fue la comunidad misma la que decidió “encerrarse” para protegerse del virus.

Algo similar sucedió en Perú, donde las restricciones en la movilización fueron muy rigurosas. ”Allí, apoyamos a la comunidad con la gestión ante las autoridades para que se considerara la caficultura como una actividad prioritaria y se pudiera dar salida (a los trabajadores)”, me dice Alieth.

Sin embargo, tanto Erick como Alieth coinciden en que de estas dificultades, surgieron nuevas oportunidades.

asistencia técnica café

Nuevos canales para brindar asistencia

La necesidad de brindar y recibir asistencia técnica constante en tiempos de pandemia bajo nuevas modalidades fue una oportunidad para enseñar nuevas habilidades a los caficultores.

“La opción más viable es mantener la asistencia técnica a través de los promotores de finca, quienes son jóvenes que viven en las comunidades y tienen un menor riesgo de llevar el virus a las familias. Estos promotores priorizan las visitas donde los productores realmente están necesitando una atención especial, y siempre tomando medidas [de protección]”, comenta Erick.

Los promotores de finca o extensionistas, han sido un elemento clave durante la pandemia, ya que son el primer contacto facilitador para el caficultor. Pero para que la comunicación con los técnicos fuera constante y efectiva, Internet ha sido esencial. Los productores y los técnicos en muchos lugares nunca habían estado, literalmente, mejor conectados como durante el último año. 

Con la ayuda de los promotores locales, se acercó a los productores al uso de las herramientas de comunicación virtual.

“Hubo que enseñarles que había otras maneras de comunicarnos, enseñarles a hacer una videollamada(…) Les enseñamos a tomar fotos y que nos mandaran fotos por WhatsApp. También, aprender a leer los mensajes con contenido. Les enviábamos infografías y también videos”, dice Alieth. 

Erick me dice que los técnicos de Soppexcca también se comunican con sus asociados por medio de WhatsApp, haciéndoles llegar recomendaciones de manejo de las plantaciones y otra información importante. Además, gracias a esta aplicación, la cooperativa y sus asociados comparten orientaciones técnicas u organizativas dirigidas a los productores y realizan convocatorias

El 2020 creó una gran necesidad de capacitar a los caficultores acerca del uso de las herramientas tecnológicas que tienen a disposición. Alieth comenta que aumentaron el uso de las redes sociales y motivaron a los productores a crear perfiles con el fin de compartir información. 

“Empezamos a hacer videollamadas también con productores a través de Facebook Live o Instagram Live. Vemos que las oportunidades y los beneficios que nos dan estas herramientas son bastantes”, agrega.

Sin embargo, en muchas regiones, el acceso a internet es limitado. Otro recurso del cual están haciendo uso los técnicos son los mensajes radiofónicos. Por ejemplo, Alieth me dice que en Perú, se difundieron mensajes a través de la estación local Radio La Miel.

“Inicialmente hacíamos solo spots publicitarios durante la cosecha, pero con la pandemia implementamos un programa radial, ya que las restricciones de movilidad y acceso no permitían que nuestros técnicos lograran educar directamente a los caficultores. Así, creamos semanalmente programas donde impartíamos formación sobre temas relacionados a la cosecha y poscosecha”.

La Red Radial Cafetera de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia también ha sido, durante la cuarentena, una herramienta informativa y educativa utilizada para hacer llegar a los productores consejos sobre la gestión de su finca.

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Combinar el trabajo en el campo con la tecnología

Si bien la comunicación a distancia fue una alternativa para contrarrestar las limitaciones que generaron las medidas de confinamiento, el trabajo de campo sigue siendo necesario. Para hacerlo posible, los técnicos han tenido que implementar nuevas prácticas para garantizar la asistencia técnica en las fincas de forma segura durante la pandemia.

En Nicaragua, Soppexcca sigue trabajando durante 2021 bajo la premisa de prevenir los contagios, como un esfuerzo conjunto para asegurar la salud y bienestar de sus socios y sus técnicos. Para ello, me dice Erick, se mantienen los protocolos de bioseguridad en las parcelas, asegurándose de que los caficultores cuenten siempre con mascarillas, guantes y líquido antibacterial, y se han instalado lavamanos artesanales en los cafetales.

Además, Erick confirma que pese a las limitaciones por efectos de pandemia, la financiación para el mantenimiento de cafetales sigue siendo una prioridad. “Les garantizamos el fertilizante completo, el cual se les entrega en sus fincas para que puedan abonar sus cafetales y pese a la pandemia las oficinas permanecen abiertas para atenderles para cualquier gestión”. 

Los técnicos de Caravela también tuvieron que seguir el protocolo de bioseguridad, “con unas reglas claras como que se tomen la temperatura antes de salir, se chequee que no tengan ningún síntoma. También, se llama al productor para ver él cómo está y cómo está su familia. Eso nos permitió salir de manera muy segura y volver a visitar la finca para prestarles asistencia”, me cuenta Alieth. 

“Por las restricciones de movilidad, muchos caficultores enviaban el café al centro de acopio en un vehículo; (…) allí se analiza el café recibido (físicamente y sensorialmente) y para informar el resultado de este, el analista o técnico (…) llama al caficultor y le da la retroalimentación necesaria. Sí se determinaba que se debía realizar una visita en campo, se programaba con el caficultor siguiendo todos los protocolos de bioseguridad para ir a su finca”, comenta Alieth

Los esfuerzos por mantener una asistencia técnica activa durante la pandemia, se mantuvieron hasta el final de la cosecha a pesar de las dificultades.

Facilitar la autogestión de las fincas

Debido a que la COVID-19 sigue representando una amenaza para la salud, las visitas a las fincas todavía son limitadas. Por esta razón la asistencia a distancia se refuerza con nuevas herramientas. 

Caravela ha puesto a disposición de los caficultores con los cuales trabaja una aplicación para dispositivos móviles llamada Arabica, la cual les permite autogestionar su plantación y registrar todas las actividades de su finca. A través de ella, los productores pueden crear una cuenta y subir fotos o videos con los cuales el técnico puede realizar el seguimiento de la cosecha. 

“Esta aplicación permite tener acceso a todos los productores (…) ellos pueden aprender, ver sus compras en tiempo real y sacar sus costos de producción”, explica Alieth.  La aplicación se creó antes de la pandemia, pero no se había implementado hasta entonces.

Otra herramienta que Caravela distribuyó a los productores es el Compás del café. Se trata de una rueda interactiva que funciona con base en la fecha de floración del café y le indica al caficultor qué hacer en cada fase del ciclo productivo. 

Según Alieth, “nuestro objetivo es realmente enseñarle al productor cómo autogestionar su finca, que sea más rentable e implementar las mejores prácticas para producir café y no que tenga que depender de un técnico que le diga que tiene que hacer en el día a día”.

Ha pasado un año en el que hemos tenido que vivir en medio de una pandemia. Los caficultores necesitan apoyo permanente para continuar produciendo café. Ahora, el nuevo desafío es garantizar el éxito de la cosecha en el 2021 y fortalecer los procesos que se implementaron a principios de 2020. 

Adaptar la asistencia personalizada en el campo a una industria que sufre los efectos de la COVID-19, junto con las comunicaciones virtuales han demostrado, no solo a los caficultores si no al mundo entero, la importancia del acceso a los recursos físicos y digitales. Alieth reconoce que “el COVID lo que nos hizo fue adelantarnos mucho más a la tecnología”.

Utilizarla para garantizar una asistencia técnica directa segura y efectiva y hacer parte de grupos en los que productores de diferentes países pueden compartir sus experiencias a pesar de la distancia, era hasta hace poco una opción que hoy en día es una oportunidad de aprendizaje y progreso.

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Crédito de las fotos: Caravela Coffee y UCA Soppexcca.

PDG Español

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