¿Cómo Colombia se hizo tan famosa por su café?
Actualmente, Colombia es el tercer país productor de café del mundo, precedido solamente por Brasil y Vietnam. Pregúntale a cualquier persona que conozcas en dónde crece el café, y lo más probable es que Colombia sea uno de los primeros países que mencione.
Aunque el café crece en decenas de países de todo el cinturón del café, varias campañas importantes, como el desarrollo del personaje Juan Valdez, han ayudado a promover los intereses de los caficultores colombianos durante décadas.
Para conocer más sobre la historia del café colombiano y su evolución, hablé con dos expertos de la industria. Sigue leyendo para saber lo que dijeron.
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Breve historia del café colombiano
Aunque Brasil y Vietnam ocupan el primer y segundo lugar en la producción mundial de café, Colombia es el tercer mayor productor y el segundo en la producción mundial de Arábica.
A finales de 2019, la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) informó de que Colombia era el mayor productor mundial de café Arábica. No es exagerado decir que el país se hace cada vez más reconocido por la producción de Arábica, aunque la planta solo se ha cultivado en Colombia desde el siglo XVIII.
Existen varias teorías sobre cómo la planta de Coffea arabica llegó por primera vez a Colombia. La más aceptada es que fue introducida por misioneros jesuitas holandeses en el siglo XVIII, quienes plantaron los primeros cultivos en el noreste montañoso. Desde allí, se extendió por todo el país, ya que las fincas familiares de pequeños caficultores la adoptaron progresivamente como una nueva fuente de ingresos.
Sin embargo, no fue hasta principios de 1800 cuando el país comenzó a exportar café a escala comercial. A pesar de esto, a finales del siglo XIX, Colombia se había convertido en uno de los mayores exportadores de café del mundo.

Las condiciones climáticas de Colombia
Como sabemos, Arábica es considerablemente más difícil de cultivar que Robusta. La especie es increíblemente sensible al clima, y requiere grandes altitudes y un rango de temperatura constante que no suba o baje demasiado.
Alejandro Cadena es el cofundador y director ejecutivo de Caravela Coffee. Él dice que parte de la razón por la cual Colombia se ha convertido en sinónimo de una importante producción de Arábica es que proporciona de manera natural condiciones óptimas para el cultivo de esta planta.
“La combinación de ecosistemas, altitud y clima en Colombia significa que hay una amplia gama de microclimas”, dice.
“Junto con muy buenas prácticas agrícolas, [estas permiten] al país producir consistentemente café Arábica durante todo el año”.

Un enfoque en las buenas prácticas agrícolas
Sin embargo, las condiciones climáticas favorables no bastan por sí solas: las prácticas de cultivo específicas son fundamentales para el éxito de la producción de Arábica de alta calidad.
Al cultivar café de especialidad, los productores de todo el mundo tienen una amplia gama de procesos y variables para considerar, desde los métodos de cosecha y secado hasta el manejo meticuloso del suelo y la poda de las plantas.
Para entender por qué Colombia sobresale en estas áreas, hablé con el director ejecutivo de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, Roberto Vélez. Él me dijo que, por un tiempo, el país ha estado invirtiendo en la producción de café.
“Mediante una combinación de investigación y desarrollo, y asistencia técnica, a los caficultores se les recuerda constantemente sobre la importancia de seguir las mejores prácticas de producción”, dice.
Estas incluyen utilizar “variedades resistentes a la roya, plantar en el momento adecuado, aumentar las densidades y mantener cultivos jóvenes para aumentar la productividad, la calidad y los ingresos”.
Alejandro está de acuerdo con Roberto, y destaca el gran impacto que la inversión ha tenido en potenciar el perfil de Colombia en la industria cafetera.
“No solo hemos visto inversiones en mercadeo, sino también en investigación científica y asistencia técnica, al igual que en infraestructura pública y privada”, dice.
“Esta combinación de climas e inversión institucional es lo que realmente ha influido en la reputación de Colombia como un origen de alta calidad durante más de 50 años, tanto en la mente de los tostadores como en la de los consumidores”.

La Federación Nacional de Cafeteros
A principios del siglo XX, la mayor parte de la producción de café en Colombia estaba en manos de unos pocos productores importantes que manejaban grandes fincas, también conocidas como haciendas. Los trabajadores en estas haciendas eran campesinos, indígenas y antiguos esclavos.
En 1927, un grupo de productores de café prominentes de la Zona Cafetera se reunieron y formaron la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia (FNC). Su objetivo era representar a los caficultores al promover y negociar precios justos para la venta mundial de su café.
Sin embargo, a medida que el impacto de la Gran Depresión se extendió desde finales de la década de 1920 y durante la década de 1930, el precio mundial del café se desplomó, lo cual causó la quiebra de muchas de las haciendas colombianas.
En un intento por salvar la producción de café y hacer frente a la volatilidad de los precios, el gobierno compró estas grandes fincas, las dividió y las vendió a los trabajadores que podían plantar otros cultivos junto al café.
Desde entonces, la FNC ha continuado en gran medida con sus esfuerzos en nombre de los caficultores colombianos para aprovechar la imagen del país como origen de café en el escenario mundial. Un ejemplo de ello fue cuando la organización creó el sello “100% café colombiano”, en 1961.
Alejandro me dice que con este nuevo sello, utilizado como una herramienta de mercadeo, los productores pudieron “alejarse de [la imagen de ofrecer productos de] grado comercial y diferenciar el café colombiano en el mercado [global]”.
Este fue uno de los primeros ejercicios de mercadeo para un ingrediente en el mundo, en todos los sectores, no solamente en el del café, y significó que los consumidores podían identificar fácilmente el café colombiano en los estantes de los supermercados.
“También, ayudó a subir el precio del café colombiano que vemos actualmente”, añade Alejandro.

¿Quién es Juan Valdez?
Además del sello “100% café colombiano”, una gran parte del éxito del café de Colombia en el escenario mundial puede atribuirse a la campaña de Juan Valdez.
“Lanzado” por primera vez en los EE. UU., en 1958, Juan Valdez es un caficultor ficticio que apareció por primera vez en los anuncios de la FNC junto a su mula, Conchita. Esta fue otra parte de los esfuerzos de la FNC para distinguir a Colombia de otros orígenes en el escenario mundial.
“La campaña ayudó a ubicar el café colombiano en la mente de los bebedores de café de todo el mundo”, dice Alejandro. “También ayudó a resaltar el trabajo que implica la producción del café mostrando videos de las fincas cafetaleras en funcionamiento”.
La campaña tuvo tanto éxito, que pronto se asoció no solo con el café colombiano, sino también con el país.
“La imagen de Juan Valdez no solo creó una marca de café, sino que también definió una nación. Fue tan popular y exitoso entre los consumidores estadounidenses”, dice Alejando.
Según un documental sobre el fenómeno de Juan Valdez, la imagen del caficultor y su mula representa el respeto, la tenacidad, el compromiso y la buena calidad del producto.
Después de casi 45 años, la marca Juan Valdez se había vuelto tan reconocida, que la FNC la utilizó para lanzar una cadena de cafeterías. En 2002, la organización abrió el primer café oficial Juan Valdez; unos 18 años después, la cadena tiene ahora más de 320 locales en todo el mundo.

El café colombiano en la actualidad
Aunque lo anterior podría resumir cómo llegó Colombia al lugar que ocupa actualmente, ¿cuál es la percepción del café colombiano en el mercado mundial actual?
Alejandro dice: “El café colombiano es reconocido por la industria cafetera como un producto fácil de vender gracias a la familiaridad y a las cualidades de primera calidad que transmite a los consumidores”.
“Para los tostadores, es un origen con una calidad superior a la media, que está fácilmente disponible durante todo el año”.
Roberto tiene una perspectiva similar: “El café colombiano se ha ganado su reputación mundial por sí solo”, dice. “Cuando se les pregunta qué es lo que más valoran, los comerciantes e importadores destacan su calidad y consistencia, la cual se deriva de nuestros estándares de exportación de alta calidad”.

Para que la producción de café de especialidad tenga éxito, es necesario que se combinen varios factores clave, desde las condiciones climáticas y los métodos de cultivo adecuados, hasta la investigación, la asistencia técnica y la participación del sector público. A lo largo de los siglos XX y XXI, Colombia ha contado con todos estos factores en cantidades abundantes.
Pero podría decirse que parte del éxito de Colombia como origen mundial del café en los últimos 100 años puede atribuirse en gran medida a la FNC y a sus campañas de mercadeo. Y con Juan Valdez y el sello “100% café colombiano”, todavía utilizado en las campañas modernas de mercadeo del café, no parece que la situación vaya a cambiar pronto.
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Crédito de las fotos: Angie Molina Ospina, Ivan Petrich, Henry Wilson.
Traducido por Tati Calderón. Traducción editada por María José Parra.
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