23 de diciembre de 2020

Iniciando a Los Niños en el Café

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El café es una de las bebidas más populares del mundo. La OIC estimó que en el período 2019 a 2020, consumimos casi 170 millones de sacos de 60 kg de café. Pero, ¿qué porcentaje de esta cifra corresponde al consumo de los niños y adolescentes?

En algunas culturas, es común que los niños beban café desde una edad temprana, mientras que en otras, se considera una bebida para adultos. En los países productores, por ejemplo, los niños suelen estar expuestos al café a una edad menor que en cualquier otro lugar del mundo.

En conjunto, esto da lugar a dilemas culturales, médicos y éticos que se han venido planteando durante años: ¿cuándo deberían las personas comenzar a beber café? Para obtener algunos relatos de primera mano, hablé con algunos profesionales y entusiastas de todo el mundo. Sigue leyendo para conocer lo que dijeron.

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café para los niños

¿UNA BEBIDA PARA ADULTOS?

Para muchos niños, el café es una “bebida de adultos”. Para ellos, es algo que está restringido o fuera de los límites. Por lo tanto, antes de tomar un solo sorbo, muchos desarrollarán una curiosidad sobre lo que realmente es.

Frank Kohl es un antropólogo alemán y comerciante de café ubicado en Brasil. Él me dice que bebió café por primera vez cuando tenía cinco o seis años. Él dice que su abuela le daba café de vez en cuando para aliviar un dolor de cabeza, pero que nunca bebía más de lo necesario. 

“En Alemania, se supone que los niños no deben beber café regularmente”, dice Frank. “Se considera una bebida estimulante que no es adecuada para los niños, dado que ya son activos”.

Sin embargo, cuando los niños crecen alrededor del café, y cuando es parte de su vida y su rutina diaria, se convierte en algo con lo cual se involucran naturalmente. La barista brasileña Amanda Albuquerque me dice que el café fue una parte omnipresente de su infancia, y que sintió curiosidad al respecto casi de inmediato. 

“Recuerdo que mi abuela preparaba en cafetera automática el café tostado oscuro tradicional varias veces al día”, dice. “No podía beberlo, pero me encantaba. A la edad de seis o siete años, me gustaba fingir que lo preparaba. Tenía un calcetín en donde ponía tierra. Le echaba agua encima y fingía que estaba preparando café”.

Los niños también se ven influenciados por los aspectos sociales del consumo de café. Adriana Lemus es arquitecta y entusiasta del café de El Salvador. Ella dice: “Recuerdo haber visto a mis padres y a los mayores tomar café cuando se reunían. Sentía curiosidad… me parecía una cosa de adultos”.

Además, al parecer, los niños que pasan mucho tiempo en un ambiente relacionado con el café son propensos a participar de él como una actividad social. Martha Grill, la campeona brasileña de barismo en 2019, dice: “Mi hábito de tomar café comenzó con mis compañeros de clase por el [aspecto social]. En aquel entonces, no creía que tuviera un sabor agradable”.

Ella dice que probó el café por primera vez cuando tenía 12 años en casa de un amigo. “Nunca había tomado café antes, así que no sabía cómo prepararlo”, explica. “Utilicé una proporción muy concentrada y era amargo. Lo odié y no pude terminarlo”.

Los niños que prueban el café por primera vez a una edad temprana también pueden tener dificultades para disfrutarlo sin mucha leche y azúcar. Adriana confirma que así fue como se le presentó el café en primer lugar, pero incluso entonces, ella dice que el sabor no le causó una gran impresión en ese momento.  

ACCESIBILIDAD Y CULTURA

André Eiermann fue campeón suizo de barismo en 2017 y trabaja para Victoria Arduino en Australia. Él me cuenta que, cuando era niño, sus padres compraban y bebían lo que había en Suiza en ese momento: café instantáneo de baja calidad.

“Tu trasfondo cultural individual y el contexto familiar influyen en la manera en la cual empiezas a beber café y en tu comportamiento al respecto”, dice. Después de eso, comenta, se mantuvo alejado del café durante años; hasta que probó un espresso a la edad de 26 años, durante una entrevista de trabajo. 

“Era un shot de espresso corto y de tueste oscuro. No me gustó particularmente… el sabor fuerte y amargo no coincidía con el buen olor [que tenía]”, añade André.

Aunque la calidad del café en países como Suiza ha mejorado enormemente en las últimas décadas, es comprensible que los niños de los países productores tengan una relación fundamentalmente diferente con él.

“La primera vez que probé el café tenía tres años”, explica Adriana. “El café, después del agua, es la segunda bebida que más probablemente te ofrecen cuando entras en la casa de alguien [en El Salvador]”.

Amanda es de Paraná, donde su familia ha consumido café durante generaciones. Ella dice: “Beber café era como cepillarse los dientes. Se convierte en un hábito sin que te des cuenta de que lo estás haciendo”.

Ella añade que durante su juventud, su familia estaba ubicada cerca de Norte Pioneiro, una región productora de café. “Debido a que estábamos más cerca de la producción, teníamos acceso más fácil a café barato y de baja calidad. Esto facilitaba el consumo de café desde una edad temprana”, dice.

Por otro lado, Marta viene de Rio Grande do Sul, donde la bebida caliente de elección es el chimarrão o el mate. Como resultado, Marta solo empezó a tomar café regularmente cuando se mudó a São Paulo hace unos años y terminó trabajando en una tienda de café.

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¿QUÉ DICEN LOS MÉDICOS?

Según la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, existen pocas investigaciones concretas sobre los efectos a largo plazo del café en los niños. 

Naturalmente, la cafeína tiene mayores efectos en dosis similares en los niños, principalmente debido a su tamaño. Y aunque el café ha demostrado beneficios para la salud de los adultos, se necesitarán estudios a largo plazo para determinar si lo mismo puede decirse sobre los niños.

Sin embargo, por mucho que asociemos la cafeína con el café, los niños también la ingieren a través del té, los refrescos y el chocolate, entre otras cosas.

Ana Luiza Camara Araújo es neuropediatra. Ella dice: “Dado que no sabemos exactamente cómo la cafeína afecta al crecimiento de un niño, no la recomendamos para niños pequeños.

“De dos a seis años de edad, un niño puede tomar una pequeña dosis de café esporádicamente. Después de los seis, es más seguro ofrecerles pequeñas dosis con mayor regularidad. Sin embargo, debemos tener en cuenta que nadie, a ninguna edad, debe beber cantidades ilimitadas de café”.

La cafeína también puede perturbar los patrones de sueño de los niños, a una edad en que muchos ya experimentan dificultades para dormir. Ana Luiza dice: “Alrededor del 20 al 30% de los niños experimentan insomnio. Ofrecerles estimulantes en las últimas horas del día puede empeorarlo”. Por esta razón, ella aconseja no dar a los niños nada que contenga cafeína después de la puesta del sol.

Ella añade que varios organismos científicos y médicos (como Health Canada y EFSA) proporcionan cifras individuales sobre la cantidad de café que un niño puede consumir sin padecer efectos adversos. “Esto se calcula [generalmente] a una tasa de 2,5 mg/kg por día”, dice.

“Por ejemplo, un niño de 14 kg de peso tendría un límite diario de 35 mg de cafeína. Si una taza de café de 240 ml tiene entre 95 y 200 mg de cafeína, podría consumir [aproximadamente] un cuarto de taza. Para los adultos, el límite recomendado es de 400 mg por día, y para las mujeres embarazadas, 300 mg por día”.

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CRECER ENTRE PROFESIONALES DEL CAFÉ

El consumo de café a temprana edad también se ve un poco diferente en los hogares de quienes trabajan con y alrededor del café. El hijo de seis años de Amanda, Bernardo, consume pequeñas cantidades de café, pero solo cuando le apetece. 

Ella dice: “No siempre está de humor y disfruta más haciendo café que bebiéndolo. No lo presiono para que lo pruebe. Bebe la cantidad que quiere, siempre que esté dentro del límite establecido”.

Ella me dice que ha trabajado en el café de especialidad por más de dos años, lo cual significa que su hijo ha estado expuesto a él desde los cuatro años. Con el tiempo, ella dice que él ha desarrollado una preferencia por los tuestes medios con dulzor y baja acidez. 

André tiene una hija de seis años y un hijo de dos años. Él dice que ambos prueban un sorbo de su café de vez en cuando, y dice que cada niño ya tiene sus propias preferencias. Me dice que su hija prefiere el café de filtro y su hijo el espresso. Ambos también disfrutan de la leche texturizada preparada en una máquina de espresso. 

“A ambos les gusta tomar ‘cappuccino para bebés’, es decir, es leche vaporizada sin café. Son muy quisquillosos, y si la leche no tiene una textura perfecta en cuanto a consistencia y temperatura, no la beben”.

André añade que recientemente ha empezado a enseñar a sus hijos más sobre ser barista. “Es muy divertido, y los niños aprenden rápido. Mi hijo ya puede extraer un café según la hoja de puntuación técnica del Campeonato Mundial de Baristas”, explica.

Durante el encierro por la pandemia Covid-19, André explica que construyeron una máquina de café y un molino de cartón y papel de aluminio para practicar la extracción de los shots de espresso. “A los niños les encanta entender lo que hago como profesión”, dice.

“Puedes empezar temprano con ellos, como un juego. Por supuesto, tienes que tener cuidado con su consumo de cafeína… siempre que tengas eso en mente, nunca es demasiado pronto para empezar con el café”.

Está claro que tu entorno, tu cultura y tus primeras experiencias influyen en tus primeros pensamientos y sentimientos sobre el café. Aunque los granos de baja calidad o los sabores intensos a temprana edad pueden hacer que los niños dejen de tomar café, al pasar tiempo alrededor de café de alta calidad es más probable que desarrollen un gusto temprano por él.

Sin embargo, no importa cuándo, cómo o dónde se les presente el café a los niños. Lo importante es que lo beban responsablemente, en cantidades razonables, y que desarrollen una relación positiva con él. 

Algunas citas fueron traducidas del portugués por la autora.

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Crédito de las fotos: Adriana Lemus, Amanda Albuquerque, André Eiermann, Gladstone Campos, Frank Kohl

Ten en cuenta: Este artículo no debe interpretarse como recomendación médica sobre el consumo de cafeína en los niños.

Traducido por Tati Calderón. Traducción editada por María José Parra.

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