El Papel Del Café Frente a la Crisis Humanitaria de Yemen
“Yemen sufre la mayor crisis humanitaria del mundo” afirma la ONU. También, es un país que ha sido exportador de café a nivel global durante casi 500 años. Sin embargo, los caficultores yemeníes están enfrentando actualmente una de las condiciones de vida más difíciles del mundo.
¿Cuánta responsabilidad debería asumir la industria cafetera para apoyar a los caficultores yemeníes?, ¿cuáles son las dificultades que enfrentan? y ¿cómo pueden las empresas de café abordar estos problemas?
Read this in English: Coffee’s Role in The Face of Yemen’s Humanitarian Crisis

Una finca cafetalera en Yemen. Crédito: Sabcomeed
Las Desafíos Que Viven Los Productores Yemeníes
Incluso antes del impacto de la guerra civil, ya se consideraba que los agricultores yemeníes vivían en la pobreza, según los estándares de desarrollo internacionales. “Los caficultores vivían con un presupuesto de entre USD 1 y USD 3 por día”, explica Faris Sheibani, presidente y fundador de Qima Coffee, un exportador de café de especialidad establecido en Yemen.
La guerra civil ha tenido un efecto devastador en la ya difícil situación socioeconómica. Antes de que comenzara el conflicto, en 2014, el PIB per cápita de Yemen era de USD 1,674. Esto lo convertía en uno de los países más pobres del Oriente Próximo y de la región de África del Norte. Sin embargo, para 2018 había caído un 44%, llegando a USD 944.
El colapso de la economía, la caída del tipo de cambio y el aumento en la inflación se tradujeron en un aumento del doble en los precios de los alimentos y del triple en los precios de los combustibles. Faris me dice que esto redujo a la mitad los estándares de vida de un yemení promedio.
La ONU afirma que, “un número alarmante de habitantes, es decir, 24,1 millones de personas, o más de dos tercios de la población, necesitan algún tipo de ayuda o apoyo humanitario y cerca de 14,3 millones necesitan ayuda con urgencia”.
Faris explica que, además de los alimentos, “los ingresos son demasiado bajos para cualquier otra cosa, incluyendo la educación, salud, ya sabes, las necesidades médicas, transporte, viajes, cosas así”. Esto significa que los yemeníes están muriendo por condiciones médicas prevenibles. “[Con] USD 30 o USD 40 por mes se podría salvar alguna vida” me dice Faris. “[Los productores yemeníes] no tienen esa cantidad, ya no pueden permitírselo”.
Los caficultores yemeníes ganan muy poco. Son caficultores “a muy pequeña escala”, me explica Faris, “así que, el área de cultivo normal para un caficultor corresponde a un cuarto de hectárea, o quizás menos”. Él calcula que un caficultor promedio puede cultivar 300 kg de cerezas y venderlas por cerca de USD 1 a los intermediarios locales, probablemente alcanzando un ingreso neto anual de USD 300 provenientes del café.
Para incrementar sus ingresos, los caficultores yemeníes generalmente cultivan alimentos, además del café, consumen un porcentaje de lo que cultivan y venden el resto en los mercados locales. Sin embargo, muchas veces estos alimentos son insuficientes para nutrir a toda la familia. Para aliviar el hambre, algunos caficultores tienen “un producto a base de trigo al que agregan agua y que beben todo el día”, comenta Abdulrahman Saeed, presidente de Sabcomeed, un socio de comercio directo para productores yemeníes: “ellos no tienen las comidas [completas], como nosotros”.
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Una aldea en la cima de una montaña en Haraz, la región caficultora más vasta de Yemen. Crédito: Qima Coffee
Aumentando Los Ingresos Mediante el Cultivo de Café
Debido a la deteriorada infraestructura, como los caminos o los sistemas de agua, se dificulta el acceso de clientes dispuestos a pagar más. Sin embargo, cuando los productores son capaces de cultivar café de especialidad y de encontrar compradores de especialidad, pueden recibir mayores ganancias.
Cerca de 300 familias pertenecen a la Cooperativa Al-Ruwad en la Gobernación de Saná. “Cuando [comenzamos a trabajar con ellos], recibían entre USD 1,50 y USD 2” por las cerezas maduras, me cuenta Faris. “Ellos estaban en gran medida descuidados, olvidados y eran explotados por muchos comerciantes y exportadores, con quienes trataban en aquel momento”.
“[Nosotros] los ayudamos a organizarse y les entregamos buenas estructuras de control financiero y organizacionales [para que pudieran producir] café de manera sostenible y monitoreable”, dice Faris.
Qima apoyó a la Cooperativa de Al-Ruwad para promocionarse a través de una subasta en colaboración con Alliance for Coffee Excellence. Recaudó más de USD 160.000 con un precio promedio de USD 36. Yahya H. Al-Lahaba, productor perteneciente a la Cooperativa Al-Ruwad, vendió su café de proceso natural por USD 199 por libra de café verde.
No todos los productores tienen acceso a subastas como estas. No obstante, Abdulrahman me comenta que vender café de especialidad directamente a un importador aún puede generar ganancias dos o tres veces mayores, en comparación con lo que pagaría un intermediario enfocado en el café de tipo comercial.
De hecho, no hay garantía de que los productores puedan vender su café a aquel intermediario. “Los interesados en [café de calidad] comercial no suben hasta las aldeas”, afirma Abdulrahman. “Los productores tienen que asumir los costos y el riesgo de bajar [a los mercados locales] y vender las cerezas secas”.
Él me dice que un viaje a los mercados locales puede costar hasta 4000 ríales yemeníes, el equivalente a USD 16, en una realidad en la que pocos productores ganan más de USD 3 por día.
En este contexto, acceder al mercado del café y de los alimentos de especialidad puede significar una gran diferencia para los productores. “Nos estamos enfocando en convertirnos en productores de alimentos de especialidad”, dice Abdulrahman. “Porque en Yemen hay mangos, duraznos y variedades que no existen… en el resto del mundo”.

Faris Sheibani, fundador de Qima Coffee, con Haji Mubarak, uno de los caficultores de la Cooperativa Al-Ruwad. Crédito: Qima Coffee
Mejorando la Infraestructura Local
Sin embargo, mejores precios no es lo único que las comunidades productoras en Yemen necesitan. Una prioridad urgente es mejorar la infraestructura.
“Los caminos son importantes… si no tienes caminos no tienes residentes, y no tienes mercados”, dice Abdulrahman.
Sabcomeed construyó un camino entre Al-Shatt y Al-Sarbah, dos comunidades en la región de Anis, para reducir los costos de transporte al visitar a los productores. “Estamos hablando de caminos muy básicos, no hablo de los que ves en Europa”, enfatiza. “[Pero] en lugar de demorarse dos horas en llegar [de una aldea a otra], construir un camino [significa que] tomará media hora”.
Para las comunidades rurales, un camino puede tener un impacto significativo en la calidad de vida. Reduce el tiempo y el costo de acceder a mercados locales y facilita la venta de frutas y vegetales. Visitar al médico en ciudades más grandes se vuelve más fácil, lo cual significa que las enfermedades prevenibles se pueden diagnosticar a tiempo. Para los niños, asistir a la escuela también se volverá una posibilidad.

Un camino que conecta dos villas rurales en Yemen. Crédito: Sabcomeed
El agua también es una falta. Las comunidades caficultoras a menudo experimentan escasez, lo cual repercute no solo en la calidad del café que producen, sino también en su calidad de vida. Qima Coffee se ocupa de este problema al entregar los materiales para que las comunidades construyan reservas de agua. Sin embargo, muchas otras comunidades deben subsistir sin esta ayuda.
También, hay problemas de acceso a las escuelas, médicos y dentistas, y electricidad (algo que el Banco Mundial dice que es “casi inexistente en muchas partes del país”). Qima Coffee copatrocina una escuela en la cooperativa Al-Ruwad, financiando los salarios de los profesores.
Aun así, es difícil encontrar una solución para todos estos problemas.
Le pregunté a Faris cuáles son las barreras para invertir en infraestructura para un gran número de caficultores yemeníes. “Dinero”, responde. “Es deber del gobierno, no de una empresa”.
Para sortear este problema, él y otros exportadores de especialidad están actualmente haciendo hincapié en el impacto humanitario positivo que tiene el café de especialidad ante organizaciones no relacionadas con el café. Él me cuenta que, “estamos tratando de dialogar con los gobiernos, con distintas ONG, con agencias de desarrollo para que se involucren en estos problemas”
“Somos en parte caridad, parte ONG, parte negocio”.

Haji Mubarak de pie frente a una reserva de agua de lluvias construida con ayuda de Qima Coffee para su finca en Al-Hayma Al-Kharijiya. Crédito: Qima Coffee
El Café de Especialidad es Una Solución Parcial
A pesar de todo el impacto positivo que el café de especialidad puede tener sobre los productores yemeníes, las ganancias pueden parecer modestas para los estándares del norte global. Abdulrahman señala que los USD 100 de prima que un pequeño productor puede ganar vendiendo a precios de especialidad le ayudarían a cubrir sus gastos de alimentación por un par de meses, dependiendo del tamaño de la familia
Faris me dice que, “debido a la hiperinflación y al aumento general del costo de los bienes en Yemen, ha significado, cuando menos, que los caficultores han podido mantener el mismo estilo de vida que han tenido antes [de la guerra]”.
Pero incluso antes de la guerra, Yemen era considerado uno de los países más pobres en Oriente Próximo y el Norte de África.
Además, es difícil para los caficultores aumentar su rendimiento. “Yemen nunca tuvo el lujo de tener una agricultura de alto rendimiento, alta nutrición del suelo o altos niveles de precipitaciones”, dijo Abdulrahman.
La mayoría de los productores de café en el mundo utiliza fertilizantes para aumentar la producción. Pero no en Yemen. “Está prohibido. Ni siquiera es costoso, pero ningún fertilizante puede [cruzar las fronteras de] Yemen”, dice Faris. “Si quisiera importar un contenedor con fertilizante, no estoy autorizado debido a los bloqueos, porque el fertilizante puede ser utilizado para construir explosivos. Están en la lista negra de artículos de importación.”
El abono orgánico también tiene sus límites. “[Los caficultores] apenas producen suficientes frutas y vegetales para hacer abono orgánico”, me comenta Abdulrahman. En comunidades donde es factible producir este tipo de abono, Qima Coffee reparte depósitos para compostaje a los productores para aumentar su producción. Sin embargo, estas comunidades son poco numerosas.
También puede haber un número limitado de comunidades que tienen las condiciones climáticas y de suelo para producir café de grado especial. Y, actualmente, de los cientos de miles de productores de café en Yemen, Abdulrahman estima que menos de diez mil trabajan con compradores de café de especialidad.
Reflexionando con respecto a la cooperativa Al-Ruwad y a la subasta, Faris dice que “es una historia de éxito a pequeña escala”.
A pesar de esto, él permanece optimista. “Es un hermoso caso de estudio que nos muestra que si queremos poner esto en marcha, y este es un “sí” muy grande…quizás seamos capaces de cambiar drásticamente los estándares socioeconómicos y las condiciones de cientos de miles, o incluso millones de personas”.
Aunque los resultados “probablemente no serán tan extremos como con este caso de estudio”, él cree que el café de especialidad tiene un poderoso impacto en las vidas de los caficultores yemeníes y de sus familias.

Un caficultor yemení de pequeña escala con cerezas de café recién cosechadas. Crédito: Qima Coffee
El apoyo de empresas privadas no debería ser la solución para la crisis humanitaria en Yemen. Está sin regular y deja a los consumidores sin la seguridad de si su dinero está ayudando a los caficultores o simplemente aumentando las ganancias de una empresa.
Abdulrahman me cuenta que generalmente ve cómo el café se vende como Mocha Sanani en lugar de Mokha (Moka), y eso le da una señal de alerta. Él se pregunta si un vendedor que no se preocupa por escribir el nombre correctamente, se preocupará por la realidad de los productores yemeníes y de sus condiciones de vida.
Para él, es importante comprar café de especialidad yemení de empresas que han invertido en el país. Porque, aun cuando las empresas privadas no deberían ser las que construyen caminos o pagan el salario a los profesores, son generalmente los únicos que lo estarán haciendo en aquella comunidad caficultora. Y mientras la industria se beneficie con el café yemení, tiene una obligación ética de preocuparse por la calidad de vida de quienes lo producen.
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Escrito por James Harper.
Traducido por Tati Calderón. Traducción editada por María José Parra.
Ten en cuenta: Este artículo ha sido patrocinado por Sabcomeed.
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