6 de octubre de 2017

El Odio Hacia el Café A Través de los Años & Argumentos Históricos

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Imagina un mundo sin café. Es difícil ¿verdad? En cada esquina hay tiendas de café, máquinas en las oficinas, propagandas en la televisión, personas cansadas caminando con sus tazas de café hacia el trabajo, conversaciones de amigos acompañadas con un latte y flat whites… De hecho, para nosotros hoy, el café es inevitable (no es que queramos alejarnos de él de todos modos).

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Aún así, nuestra bebida favorita no siempre ha sido tan popular. Ha sido considerada malvada, la raíz de la maldad, he inclusive un disfraz para la rebelión. Y en numerosas ocasiones, incluso ha sido prohibida. Sí, prohibida.

Pero ¿quién la prohibió? Y ¿en dónde? Sigue leyendo para averiguarlo.

Los Monjes de Kaldi

Incluso algunas versiones del mito del descubrimiento del café involucran miedo y desconfianza hacia el grano. Después del Regreso de Kaldi de las montañas con su café, él lo presenta al un sacerdote local, y al pensar que era malo, lanzó los granos al fuego para deshacerse de ellos.

El resultado fue un aroma agradable, los primeros granos tostados. De acuerdo con el mito, a los monjes no les tomó mucho tiempo decidir que, lejos de la obra del diablo, el café debería ser un regalo de Dios.

Sin embargo, el café nunca ha sido capaz de sacudir completamente la sospecha y el miedo que causó en ese mito…

Sultán Murad IV

La historia del café en el Oriente Medio es larga y fascinante, con el café turco siendo particularmente bien conocido. Entre  siglos de consumo, hubo siete años oscuros, cuando estaba estrictamente prohibido. Verás, algunas interpretaciones del Islam cuestionan las cualidades embriagantes del café, y por lo tanto se ha argumentado que está prohibido bajo la ley islámica.

En 1633 en Constantinopla, Murad IV ordenó el cierre de todas las casas de café y prohibió el alcohol, tabaco y café. El castigo si se llegaba a encontrar a alguien consumiendo alguna de estas tres substancias, era la muerte. Y en ocasiones a manos de Murad IV, que se rumoraba tenía tiendas subterráneas infiltradas y decapitaba a los bebedores de café.

Curiosamente, mientras que el café se había sido popular en Constantinopla por más de un siglo al momento de la prohibición, el decreto de Murad IV coincidió con un incremento tanto de la popularidad como del número de casas de café en la ciudad. Incluso con la amenaza de muerte inminente, el café era aún fuerte y los hombres continuaban yendo a tiendas de café clandestinas para conversar y tomar.

Después de la muerte de Murad en 1640, la prohibición estaba técnicamente todavía en los libros, pero rara vez se impuso, en parte porque el comercio del café era económicamente ventajoso para el Imperio. ¡Dejamos que todos los bebedores de café de Estambul se alegren!

Murad IV: definitivamente no era fanático del café. Crédito: Wikimedia Commons.

Mujeres de Inglaterra

Las primeras tiendas de café inglesas eran similares a los pubs de muchas maneras, proporcionando un espacio para reuniones públicas. El clima político general en Inglaterra durante este tiempo, combinado con las preocupaciones sobre esta bebida exótica, estimulante, condujo al escepticismo general alrededor de los patrones de las tiendas de café.

En 1674, se publicó La Petición de las Mujeres Contra el Café, un folleto que resumía las quejas de las mujeres contra el café y sus maridos que lo bebían. Es importante señalar que se trataba de una obra de sátira, muy probablemente escrita por hombres. Pero la cosa con la sátira es que no funciona si no está reflejando una verdad de alguna manera. Esto no pudo haber sido una petición genuina; sin embargo, revela una ansiedad generalizada acerca de las implicaciones sociales y políticas de esta nueva bebida.

Aunque el café no se pudo prohibir de forma exitosa  la petición se ha mantenido y capturado nuestra fantasía durante siglos – en parte porque es, bueno, totalmente sucia. Ve y léela.

peiticion de mueres contra el cafe

La Petición de las Mujeres Contra el Café: una protesta indecente  contra los efectos del café. Crédito: Wikimedia Commons

Rey Federico I de Suecia

Los escandinavos consumen más café que los residentes de cualquier otro lugar de la tierra, pero resulta que no siempre tuvieron la facilidad de tener esta bebida en sus manos.

Cuando el café fue introducido por primera vez en Suecia, la nación se volvió loca por este. Sin embargo, el rey Federico I no era un fan. En 1746, en un intento por frenar el consumo nacional, impuso un impuesto elevado sobre el café (también al té, pero no nos detengamos en esto). En un giro totalmente no sorprendente de los acontecimientos, lo que hizo el impuesto fue crear un mercado negro próspero para el café. Agravando más la situación, los funcionarios gubernamentales comenzaron a confiscar los equipos de preparación de café y multaban a los bebedores de café, antes de que finalmente se promulgó una prohibición total en 1756. Suecia oscilaba entonces entre una prohibición total del café y un impuesto elevado durante gran parte del próximo siglo, con la última de las sanciones aplicadas hasta 1823.

Hoy, Suecia es el hogar de una cultura del café que está en auge y es inventiva, y el World of Coffee SCAE se celebró aquí en 2015 – Frederico I estaría revolcándose en su tumba. Lee más sobre rituales de café suecos aquí.

pais nordico

Paraíso nórdico o coffee-hating void? Crédito: Håkan Dahlström, Flickr

Prohibiciones Enfocadas en el Género

Alejémonos por un momento del análisis enfocado a la geopolítica de la prohibición del café y consideremos que a veces no se trata de dónde estás, sino de quién eres.

Constantinopla, Londres, Suecia … en cada uno de estos casos, los espacios públicos para el consumo de café, a veces, sólo estaban disponibles para los hombres (además las diferencias raciales y de clase también influyeron en a quiénes se permitía participar en la vida pública del café).

Las mujeres fueron prohibidas por varias razones, pero generalmente porque hubiera sido simplemente indecente estar en la compañía de hombres mientras tomaban una bebida embriagante. Las casas de café eran consideradas lugares de mala fama y peligrosos (lo que significa que, en cambio, las mujeres estaban a la vanguardia de la preparación casera).

Además, se pensó que las posibles consecuencias para la salud por el café eran más peligrosas para las mujeres. De hecho, el debate sobre la cafeína y el embarazo sigue en la actualidad, y no es extraño oír a los meseros negar cafés con cafeína a las mujeres embarazadas.

mujer tomando cafe

Renegados peligrosos y subversivos.Crédito: Pexels.com

Pero ¿Por qué Prohibir el Café?

Entonces, ¿qué hay detrás de todas estas restricciones de café? Bueno, resulta que no es tanto la bebida en sí, aunque varios argumentos se han hecho por los efectos adversos en la salud, como en Suecia, donde se pensaba en realidad que disminuía la productividad de los trabajadores.

No, el verdadero problema eran las fuerzas sociales que se encontraban en las tiendas de café. Las tiendas de café eran vistas como lugares donde la rebelión y los pensamientos antiautoritarios podían calentarse- como lugares donde la gente podía planear y tramar, estimulada por el exótico embriagante. En ese sentido, la mayoría de las prohibiciones históricas de café fueron impulsadas por el temor gubernamental a lo que los ciudadanos podrían hacer si se les daba un lugar de reunión secular e incontrolado, además del temor de una mayor autonomía para los grupos marginados.

Con el tiempo, el aumento de la preparación casera de café y su retiró en gran medida de la esfera pública, hizo que el café fuera mucho menos sedicioso y amenazante. Sin embargo, la renovación contemporánea del interés en las tiendas de café  podría significar que algo interesante se está preparando …

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